El ofrecimiento que Mariano Rajoy hizo el martes al presidente de EEUU, Donald Trump, para que España sea “interlocutor” de Washington en Europa, América Latina y también en el Norte de África y Oriente Próximo ha sido mal recibido por la oposición. El PSOE considera que Rajoy ha asumido el rol de “mayordomo” recuperando “las peores imágenes de las Azores” mientras Podemos lamenta que debería haberle parado “los pies” al líder norteamericano tras sus primeras decisiones desde el Despacho Oval. En Cataluña, Carles Puigdemont se burló de que el jefe del Ejecutivo se vea capaz de ejercer un papel tan ambicioso y no consiga ser “interlocutor activo con Cataluña”.

Fuentes diplomáticas españolas justificaron la actitud del líder del PP ante Trump con numerosos argumentos. Primero, a Trump, un hombre de negocios al frente del país más importante del mundo, había que abordarle teniendo en cuenta su pragmatismo: había que explicarle en qué le puede ser útil España. Y en estos momentos, añaden esas fuentes, con el Reino Unido fuera de la Unión, y los grandes (Francia, Alemania e Italia) con elecciones detrás de la esquina, España tiene un Gobierno estable que le puede ayudar a comunicarse con el bloque europeo. Además, el Ejecutivo del PP, siempre según estas fuentes, puede presumir de la lucha antiterrorista y de ayudar, con militares destacados en Mali y en Irak, en la lucha contra el yihadismo, un asunto capital para el dirigente republicano, que ha prometido “aplastar” al Daesh. Respecto a Latinoamérica, España debe blandir su relación histórica y sus gestiones recientes en Venezuela, y en Oriente Próximo, su tradición mediadora y la buena relación de la familia real con las monarquías del Golfo. Y siempre hay que recordar y así lo hizo Rajoy, según el comunicado que emitió Moncloa sobre la conversación, el valor estratégico para EEUU de las bases militares de Rota y Morón.

Por todas esas razones, argumentan en el Gobierno, el presidente español debía subrayar las capacidades de España y su poder. Después, cuando se haya conseguido un canal de comunicación “constructivo”, llegará el momento de “abordar de manera franca” los desacuerdos, asegura el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, en referencia al muro entre EEUU y México.

Aunque difícil será que el Ejecutivo de Rajoy alce la voz contra esa valla cuando ha construido otras en Ceuta y Melilla y Europa ha permitido que se levanten nuevas al Este, para intentar parar a los miles de refugiados que huyen de Siria e Irak. O (siguen los ejemplos) España, igual que el resto de socios de la Unión, hace poco para acabar con las miles de personas que mueren cada año en el Mediterráneo. Cinco mil fallecieron solo el año pasado intentando pasar ese muro acuático, según la ONU.

AUMENTO DEL GASTO DE DEFENSA

El comunicado de la Casa Blanca sobre los 15 minutos de conversación (aunque apenas la mitad fue charla efectiva, ya que ambos hablaron con traducción consecutiva) no aportó tantos detalles como el de la Moncloa. Destacaba la nota norteamericana que Trump había pedido a España que contribuya con más dinero a la OTAN, una reclamación que también planteó días atrás a François Hollande y Angela Merkel. En todo caso, el Gobierno de Rajoy, como el resto de socios, se comprometió en la cumbre de Cardiff, en 2014, a aumentar la inversión en Defensa y llegar al 2% del PIB. En estos momentos ronda el 0,9%. La voluntad de la ministra, María Dolores de Cospedal, es alcanzar esa cifra antes del 2024,un objetivo que comparte con el PSOE y Ciudadanos.