Yo ya nunca tendré paz, pero espero que los demás sí. Que no nos derrumben más". La madre de Jorge Rodríguez Casanovas todavía tenía ánimos ayer para pensar en los demás. Ella estaba rota. El jueves perdió a su hijo y a su primer marido, Javier Rodríguez Sánchez, y tardó un día y una noche en encontrarlos. Sus fotos estaban en las manos de muchos de los 45.000 vecinos que ayer marcharon contra el terrorismo por las calles de Alcalá de Henares, ciudad en la que vivían los dos fallecidos.

Alcalá batió ayer su récord más triste: la manifestación más numerosa de su historia. Todos desfilaron por las calles sin pronunciar una palabra, sólo mostrando las fotos de sus muertos. De las 201 víctimas mortales, 26 vivían en la ciudad cervantina. Los pueblos cercanos también sufrieron bajas. Coslada perdió a 17 de sus habitantes; Torrejón de Ardoz, a 14, y San Fernando de Henares, a siete.

La pancarta de la cabecera, sujetada por el alcalde de la localidad y los demás representantes de la política municipal, llevaba el lema "con las víctimas, con la Constitución y contra el terrorismo". Fue casi el único. Sólo algunos recordaban el "no matarás" o llevaban en la solapa la frase que pronunció Julio Anguita cuando perdió en Irak a su hijo, que cubría la guerra para El Mundo : "Malditas sean las guerras y los canallas que las apoyan".

El padre de Jorge, Javier, pertenecía a UGT. Otra de las víctimas, Rodolfo Benito, era sobrino de un dirigente del mismo sindicato. Por eso, al pasar frente a la sede de CCOO todos aplaudieron con más fuerza. Fue el momento de increpar a Aznar por escrito: "Por culpa de tus amigos, tenemos enemigos".

TRABAJADORES Y ESTUDIANTES El recorrido se hizo en una hora y cuando la marcha llegó a la plaza de Cervantes, una multitud ya esperaba concentrada. Inmaculada Loeches, una periodista alcalaína de Telemadrid, leyó el manifiesto para condenar "un atentado contra la población civil, contra cientos de trabajadores y estudiantes". Mientras, la madre de Jorge y viuda de Javier contenía las lágrimas, siempre sujetando la foto del que fue su marido. Javier, su otro hijo, aguantaba la de su hermano. La segunda mujer de Rodríguez Sánchez no subió al estrado pero se quedó en primera fila consolada por su familia.

Cuando acabó el minuto de silencio, alguien de entre los asistentes gritó "canallas" y una mujer acusó al Gobierno de mentir. Algunos le mandaron callar pero fue un aplauso y el Adagio de Albinoni lo que ahogó su grito.