PSOE y Unidas Podemos bajan la persiana de la negociación oficial para sumergirse en la guerra de nervios de la recta final. No hay acuerdo, pero tampoco una ruptura definitiva que convierta la repetición electoral en un destino inexorable. Ambos partidos están preparados para volver a las urnas y creen que ese es el escenario más probable. Pero aún desean un giro, una jugada maestra o una cesión -fruto de la angustia más que de la responsabilidad- que permita desbloquear la investidura. Ese paso quedaría ya en manos de Pedro Sánchez y de Pablo Iglesias. Aunque el PSOE aprieta al presidente cada vez más para que busque una alternativa a las urnas, el jefe del Gobierno parece determinado a llegar hasta el 10 de noviembre. Con el cronómetro en contra, el líder podemista tiene previsto tender la mano a Sánchez en en pleno del Congreso este miércoles. En sus filas admiten que avalarían una coalición descafeinada, con menor responsabilidad de la que rechazaron en julio.

El entorno del presidente insiste en que a estas alturas ya trabajan con un horizonte electoral, que no ven margen para un acuerdo que no pase por que Iglesias acepte un pacto programático, algo que ven más un deseo que como una opción verosímil. En el PSOE, en cambio, hay alguna esperanza más. “Aún faltan unos metros hasta el precipicio”, sostienen fuentes socialistas conocedoras de la negociación. Creen que en lo que queda de semana puede haber un movimiento, que se haría con máxima discreción, sin escenificaciones ante las cámaras de televisión.

Iglesias confía en que la presión del PSOE sobre Sánchez surta efecto y se abra a alcanzar un acuerdo por otros cauces. Con esa esperanza, este miércoles tiene previsto mostrar ante el pleno del Congreso su disposición al diálogo. El líder morado ha planteado en las últimas horas que quizá una negociación directa entre él y Sánchez facilitaría el entendimiento. Fuentes podemistas reconocen que ahora Iglesias estaría dispuesto a aceptar un pacto a la baja, menos de lo ofrecido por el PSOE en julio (una vicepresidencia y los ministerios de Sanidad, Vivienda e Igualdad), siempre que implique la entrada en el Gobierno y que se construya una narrativa de reconciliación.

El contacto entre Sánchez e Iglesias, o personas interpuestas muy próximas esta misma semana, sería el último cartucho viable. Fuentes del PSOE y de Podemos ven que hay una rendija abierta a esa posibilidad, pero el círculo del presidente no.

FRACASO DE EQUIPOS

En los encuentros de los equipos negociadores ha habido más intercambio de acusaciones que un verdadero esfuerzo de persuasión, indican fuentes conocedoras de las reuniones.

“No vemos una salida a esta situación por la negación de Unidas Podemos a lo que nosotros les proponíamos”, reconoció la portavoz socialista, Adriana Lastra, al final de la reunión.

“Nos han planteado que si no aceptamos que haya un Gobierno únicamente formado por miembros del PSOE se levantan de la mesa de negociación. Nos parece un error que aboca al país a elecciones anticipadas”, opinó el jefe negociador de Podemos, Pablo Echenique.

De hecho, tan pocas esperanzas había en la última cita de los equipos negociadores que Iglesias estuvo siguiendo el mundial de baloncesto. El presidente en funciones, afirma la Moncloa, pasó el día preparando su intervención ante el pleno del Congreso de este miércoles.

TINTES DE CAMPAÑA

El sábado, el líder socialista reúne a sus barones en un Comité Federal en Logroño de marcados tintes electorales. Si para entonces no hay un principio de acuerdo el reloj correrá hasta las elecciones. Aunque en lo oficial el plazo en el que se convocaría la repetición de comicios es el 23 de septiembre, lo cierto es que esta es la última semana hábil para negociar por los trámites que implica la preparación de una investidura: dos días de la ronda de consultas del Rey (presumiblemente lunes 16 y martes 17), convocatoria del pleno en el Congreso (un día de antelación) y dos sesiones (con cuarenta y ocho horas entre una votación y la siguiente).