—El Gobierno propone solventar la crisis con Cataluña mediante el diálogo. Sin embargo, en las dos últimas elecciones, el 47% del electorado ha apoyado a partidos independentistas. ¿Cómo se puede encauzar el conflicto catalán sin abordar el debate sobre la soberanía o la autodeterminación?

—Mariano Rajoy y su partido no han hecho otra cosa que fabricar independentismo. El líder del PP abdicó de hacer trabajo político y se lo entregó a la Administración de justicia. ¿Qué hemos hecho? Trasladar que lo que nos interesa es que la sociedad catalana no esté fracturada y solucionar los problemas de Cataluña. ¿Eso es fácil? ¿Se hace rápido? No, no es fácil, pero damos pruebas cada día de que esa es la única salida.

—¿Y cómo se proponen lograrlo, exactamente?

—En el plano político, debemos recomponer algunos elementos que se fracturaron en el intento de Cataluña de dotarse de un nuevo Estatut. Porque la pregunta es al revés. ¿Hay otra vía de salida? Es que no la hay. Los catalanes tienen una mayoría social que no es independentista y una mayoría política en escaños que les permite tener el Govern. Eso nos coloca a todos en la obligación de trabajar.

—¿Cómo llevar a cabo una reforma del ‘Estatut’ cuando no hay mayorías para ello?

—Esto no es ni rápido ni fácil. Nadie se puede saltar las normas, su propio Estatut, como ha ocurrido, ni vulnerar la Constitución, como ha ocurrido también. Es verdad que Cataluña votó en un referéndum y luego hubo una sentencia del Tribunal Constitucional que rectificó las urnas. Pues habrá que recoger un punto donde los catalanes, votando su reforma del Estatut, en unos procedimientos normados, garantizados y con seguridad jurídica, controlen directamente ellos. ¿Qué podemos pedir? Lo mismo que a la vida: un poco de madurez, un poco de contención de las radicalidades y mirar por el interés de los ciudadanos.

—Habla usted de la reforma del ‘Estatut’. ¿La detallará Sánchez en el pleno monográfico sobre Cataluña que el Congreso celebrará el 12 de diciembre? ¿Cómo debería ser?

—El presidente hará el diagnóstico de la experiencia de este Gobierno. Es evidente que una propuesta de modificación de ese Estatut tiene que venir de Cataluña. Estamos pidiendo que los catalanes hablen entre ellos y que haya un Govern que procure el diálogo entre los catalanes.

—Las condiciones de las fuerzas independentistas están claras: acuerdo sobre un referéndum de autodeterminación vinculante y liberación o libre absolución de los presos.

—Hemos dicho mil veces que no se puede mezclar la situación procesal, porque eso no corresponde al poder ejecutivo. Ningún Gobierno de ninguna democracia del mundo saca a los presos de las cárceles.

-El Gobierno anterior intentó liberar a Quim Forn... y no pudo.

—En un Estado de derecho cada poder se mantiene en su estricto ámbito de competencias. No se puede pedir lo que no es posible. Lo que es evidente es que el derecho a la autodeterminación no existe en las democracias. Ni Naciones Unidas lo tiene previsto, más allá de situaciones de descolonización.

—Entretanto, el juicio del ‘procés’ se acerca. ¿Teme el Gobierno que aumente la conflictividad en las calles?

-La seguridad de Cataluña depende fundamentalmente de su Govern y de los cuerpos de seguridad del Estado. Dicho esto, tenemos que dejar que trabaje la justicia con la mayor imparcialidad posible. Nosotros hemos aceptado unas calificaciones que nos ha presentado la Abogacía General del Estado. Dejemos trabajar a la justicia.

—¿No ha trasladado el Gobierno un mensaje confuso? Pedro Sánchez defendía la rebelión en mayo y ahora el Gobierno habla de sedición.

—Siendo la misma persona, es muy diferente la posición cuando eres el líder de un partido que cuando eres el presidente de todos los españoles. El presidente del Gobierno no puede calificar delitos.