La ley islámica es muy estricta respecto a la prohibición de mutilar o dañar los cadáveres. Según especialistas consultados por este diario, varios versículos del Corán afirman que dañar un cadáver es el mismo tipo de pecado que dañar a un ser vivo. Una vez muerto --los musulmanes entierran a sus muertos inmediatamente, si es posible incluso el mismo día-- el cadáver pasa a estar bajo la protección de Dios, lo que implica que los seres humanos no pueden dañarlo ni profanarlo bajo ningún concepto, ni siquiera por venganza.

En Irak, la mutilación de los cuatro guardias de seguridad estadounidenses en Faluya mereció la más estricta condena de todos los líderes religiosos y la repulsa de la mayoría de la población, cosa que no sucedió con el asesinato. "En caso de que se quiera llevar a cabo una venganza porque tu enemigo no ha tratado correctamente los cadáveres de los tuyos, esa venganza se lleva a cabo contra los vivos, no contra los muertos", dijo un experto palestino consultado por este diario.

En el conflicto entre palestinos e israelís la devolución de los cadáveres de los suicidas palestinos ha sido causa de polémica, pero no por ello se profanan los cementerios judíos de Jerusalén. J. C. B.