En medio de aquel caos que nos desbordó, la visita de los Reyes fue una inyección de moral que nos dio fuerzas para seguir adelante", recordó ayer Luis Estaún, alcalde de Biescas, que ya ocupaba ese cargo cuando, el 7 de agosto de 1996, la crecida del barranco de Arás tras una tromba de agua se llevó por delante 87 vidas en el cámping Las Nieves. "Fueron muy comprensivos y nos dieron ánimos", explicó Estaún.

Juan Carlos de Borbón suspendió ese día su participación en las regatas de la Copa del Rey que estaba disputando en las Baleares y se desplazó, acompañado por la reina Sofía, a Biescas. Volaron en un avión del Ejército del Aire de Mallorca a Zaragoza, desde donde un helicóptero los trasladó a Jaca. Allí, antes de desplazarse a Biescas, visitaron durante algo más de una hora a las 81 víctimas ingresadas en el hospital Comarcal.

Acompañados por el presidente de la DGA, Santiago Lanzuela, y por el ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, visitaron el cámping Las Nieves después de haber sobrevolado la zona con el helicóptero que los había transportado desde la capital aragonesa.

EXCAVADORA

En el cámping vieron, afectados, cómo un operario removía con una excavadora el lodo de la piscina en busca de cadáveres. También escucharon de boca de los responsables de los equipos de rescate cómo se estaban desarrollando las tareas de búsqueda de las víctimas y de reposición de los servicios. Les felicitaron por su trabajo.

Caravanas y automóviles destrozados y tiendas de campaña enredadas en las ramas de los árboles daban fe de la tragedia que un día antes habían vivido las personas a las que la crecida sorprendió en el área de acampada. Tuvieron tiempo de cruzar unas palabras con los miembros de una familia de supervivientes que permanecía junto a los restos de su remolque.

Tras visitar Las Nieves, los Reyes y su comitiva se dirigieron al ayuntamiento, en cuya plaza les esperaban varios centenares de vecinos de Biescas que los vitorearon.

En el consistorio, hablaron con los representantes de las administraciones local, autonómica y central que integraban el gabinete de crisis y tomaron un refrigerio antes de salir a la calle para saludar a sus súbditos serrableses y estrechar las manos de algunos de ellos antes de emprender los vuelos de regreso a Palma de Mallorca, donde al día siguiente se reanudaban las regatas de la Copa del Rey.

"Los Reyes nos hablaron de lo que conocían de esta tierra, que habían visitado en algunas ocasiones, pero lo que sobrevoló la conversación fue la magnitud de la tragedia", recordó ayer Luis Estaún.