A solo un mes de que expire el plazo para evitar nuevas elecciones, el 23 de septiembre, la reacción del Gobierno en la crisis del Open Arms ha deteriorado todavía más la ya enrarecida relación entre el PSOE y Unidas Podemos. Pablo Iglesias amagó este jueves con forzar la comparecencia de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados para dar explicaciones. Con sus votos más los del PP y Cs, el presidente en funciones estaría forzado a asistir, pero finalmente el jefe podemista decidió no pulsar el botón rojo y pedirá que sea la vicepresidenta, Carmen Calvo, quién asuma esa responsabilidad.

La posibilidad de que Sánchez tenga que comparecer en el Congreso no se ha evaporado por completo. El martes, cuando previsiblemente se reunirá una Diputación Permanente que quedará convocada este viernes, los grupos votarán la petición de PP y Cs, que exigen que sea el presidente quien dé las explicaciones. Los de Iglesias han adelantado que «no apoyarán» esa solicitud, pero no aclaran si votarán en contra o se abstendrán.

La diferencia es sustantiva. Si rechazan la solicitud, Pablo Casado y Albert Rivera fracasarán en su intento de llevar a Sánchez al Congreso. En cambio, si los morados se abstienen, la decisión está en manos de los partidos nacionalistas e independentistas. PP, Cs y Vox cosecharían 29 votos. El PSOE tiene 24, de modo que si Podemos se abstiene (8) los socialistas necesitarían ganarse seis votos más. ERC, que tiene 3 representantes, votará contra la propuesta de las derechas, de modo que el PSOE necesita otros tres votos entre el PNV (1) y el Grupo Mixto (3) para superar los 29 de PP, Cs y Vox. En la Diputación Permanente, el Mixto tiene una representante de JxCat, Bildu y otra de Coalición Canaria.

Unidas Podemos amparó su cambio de decisión en un tecnicismo voluntarista. Si por la mañana su portavoz adjunta, Ione Belarra, reprochó que la respuesta de Sánchez a la dramática situación del Open Arms había llegado demasiado tarde, horas después Unidas Podemos se decantó por pedir la comparecencia de Calvo al alegar que, a fin de cuentas, el presidente ha estado de vacaciones y que la responsabilidad, por lo tanto, corresponde a la vicepresidenta.

Sánchez se mueve en la prudencia y evitó opinar sobre el clima negociador con Podemos en las declaraciones a la prensa que hizo tras visitar los incendios de Gran Canaria. Calvo, blanco de todas las críticas, lo tendrá más difícil para sortear la comparecencia en la Cámara baja puesto que lo previsible es que PP, Cs y Vox apoyen la petición de Unidas Podemos y ERC de que acuda para ser fiscalizada. La vicepresidenta, se ha convertido en diana de los ataques en los últimos días. Si las primeras críticas fueron generalizadas sobre el Gobierno, sus declaraciones recordando que el Open Arms carece de permiso para rescatar concentraron las acusaciones en su persona, comparándola con el ministro del Interior italiano, Matteo Salvini.

TRASLADO A ESPAÑA

Más allá de la tensión entre Sánchez e Iglesias por el Open Arms, el buque Audaz de la Armada tiene previsto llegar hoy al puerto de Lampedusa para recoger a quince inmigrantes del contingente rescatado, el cupo que España se comprometió a acoger en el acuerdo de reparto con otros cinco países de la UE. «La decisión del presidente en funciones fue digna del país que gobernamos. Nuestra intención era recoger a todos los migrantes para traerlos a puerto seguro y a un país solidario, y en el camino intervino la justicia italiana», explicó la vicepresidenta.