Arnaldo Otegi aseguró ayer que su intervención durante el funeral de la etarra Olaia Kastresana, el 31 de julio de 2001, fue un "análisis político" y no una exaltación del terrorismo. Para el portavoz de la ilegalizada Batasuna, el juicio que se desarrolló en Bilbao contra él y contra el también parlamentario Jon Salaberria obedece a "una persecución política". La exdiputada Araitz Zubimendi, procesada también por un delito de enaltecimiento del terrorismo, no compareció a la vista oral. La fiscalía pide para cada uno de ellos 15 meses de prisión y ocho años de inhabilitación absoluta.

Los padres de la joven que murió en Torrevieja, al estallar el explosivo que manipulaba, reconocieron que invitaron a Otegi y Salaberria al funeral. Ambos sostuvieron que nadie les había dicho "oficialmente" hasta ayer que su hija fuera etarra. La fiscal no les creyó, y las defensas adujeron que no se había acreditado la comisión de delito.