Agentes de la Guardia Civil detuvieron entre las dos y las cinco de la madrugada de ayer a cinco personas, acusadas de ser miembros de un grupo de ETA que esperaba órdenes para cometer atentados. La operación está relacionada con la caída de la cúpula terrorista este domingo, y su origen serían las declaraciones del camionero Pedro María Alcantarilla, arrestado en Burgos. En los registros, los agentes se incautaron de documentación y ordenadores.

La operación, coordinada por el juez de la Audiencia Nacional Fernando Andreu, continúa abierta. Uno de los detenidos es Aimar Aiartza Larrarte, de 26 años, localizado en Pamplona y con antecedentes por delitos de violencia callejera. Su función era captar nuevos miembros para la banda. Junto a él estaba su compañera sentimental, embarazada de ocho meses, que fue conducida al Hospital Virgen del Camino al sufrir un ataque de nervios.

Los otros cuatro arrestados son: Juan José Zarautz Lekuona, de 47 años, y José Ramón Unanue Urdanpilleta, de 43, ambos en San Sebastián, y María Aránzazu Sánchez Larrarte, de 47 años, y Aimar Guzón Arrese, de 27, los dos en Irún. Todos ellos pueden formar parte de un grupo de la estructura de apoyo a la banda y estarían a la espera de recibir órdenes para cometer atentados y posteriormente cruzar la frontera con Francia. Los cinco detenidos fueron trasladados ayer a la Dirección de la Guardia Civil en Madrid.

77 CAPTURAS En lo que va de año, las fuerzas de seguridad han detenido en España a 31 personas por presunta relación con la banda terrorista, mientras que otras 46 detenciones se han producido en territorio francés, 20 de ellas el pasado domingo, aunque algunas de esas personas ya están en libertad.

El ministro del Interior, José Antonio Alonso, dijo ayer que los cinco detenidos habían dado el visto bueno para integrarse en ETA y estaban "a la espera de instrucciones", lo que demuestra la capacidad de las fuerzas de seguridad para detener a activistas recién entrados en la banda.