Hay quien dice que Pablo Iglesias sorprendió en los debates de RTVE y AtresMedia con un cierto "tono profesoral" al que no nos tiene acostumbrados. Y es cierto. Sin embargo, no se puede olvidar que antes de llegar a la política nacional con ambiciones de asaltar los cielos, el líder morado fue activista, presentador, tertuliano y, sobre todo, profesor en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). De ahí que, los que le conocen, no se extrañen por los mil registros diferentes con los que juega Iglesias dependiendo de la situación, de sus intereses y, muchas veces, de su impulsividad.

Nació en Madrid, el 17 de octubre de 1978, en el seno de una familia que llevaba a gala la militancia política. Sus dos abuelos habían pertenecido al PSOE, su madre fue abogada de Comisiones Obreras y su padre, ahora dentro de Podemos, perteneció al Frente Revolucionario Antifascista y Patriota. De casta le viene al galgo y a los 13 años, tras pasar la infancia en Soria, en la "España vaciada", regresó al madrileño barrio de Vallecas e ingresó en la Unión de Juventudes Comunistas de España.

"Nunca me sentaron bien los canutos, soy más de alcohol", dijo de su época universitaria en la que, sin desligarse de los movimientos de izquierdas se licenció en Derecho en la UCM y, más tarde, en Ciencias Políticas, su verdadera pasión. En 2008, rozando la treintena obtuvo su doctorado. Desde aquel momento hasta ahora han pasado poco más de diez años. Pero... qué diez años.

DE 'LA TUERKA' AL CONGRESO

'La Tuerka', fue el lugar de despegue de Iglesias, donde se curtió en el medio televiso para, más tarde, dar el salto a los platós de las cadenas de ámbito nacional, ya en 2012. En aquellos años trabajó como asesor externo de campañas electorales para IU, donde no todas sus ideas eran bien recibidas. Aquello se le quedó pequeño y, junto a un grupo de amigos -Luís Alegre, Carolina Bescansa e Íñigo Errejón, ahora alejados de él-, dio forma a Podemos.

En las elecciones europeas de 2014 logró dar la campanada con cinco eurodiputado. Su ambición le llevó a presentarse un año más tarde a las elecciones generales de 2015. Desde entonces ha pasado de todo: tuvo que hacer frente a las cloacas del estado, se compró un chalet que le granjeo numerosas críticas, apoyó la moción de censura para echar a Rajoy, tuvo dos hijos prematuros y "arrancó" al PSOE un pacto presupuestario que subía el SMI a 900 euros. Ahora, por delante, le quedan cinco o seis años más. O, por lo menos, eso dice él.