Cuando Pablo Iglesias ganó en Vistalegre 2 a Íñigo Errejón todas las familias de Podemos reconocieron en privado la influencia de tres factores: su magnetismo, su amenaza de dimisión si perdía y un sistema de elección que regalaba una gran ventaja al más votado. Ninguna de estas tres claves era lo suficientemente tangible para comprender qué sucede en el tercer partido estatal, una radiografía que ahora hace la encuesta del GESOP para este diario y que arroja resultados paradójicos. Revela los pies de barro sobre los que Iglesias sostiene su victoria y subraya, en cambio, el fuerte liderazgo del perdedor, quien -salvo imponderables- será candidato de Podemos a la Comunidad de Madrid en 2019.Más allá de personalismos, el estudio detecta el riesgo de que los morados queden arrinconados en el margen del tablero político, incapaces de gobernar. La cifra es cuanto menos sorprendente. Cuatro de cada diez votantes podemistas (38,7%)admiten que con Iglesias como secretario general no ganarán las elecciones. Esa opinión aumenta al 65,4% entre el global de la población y asciende hasta el 73,3% entre los votantes socialistas. El dato es inquietante puesto que en Podemos asumen que atraer a los simpatizantes del PSOE es una condición sine qua non para ganar.

Sumergirse en los microdatos de la encuesta es un ejercicio desconcertante. El 30% de quienes dicen que votarán a Podemos en las próximas elecciones se resignan, reconocen que con Iglesias no ganarán, pero aún así elegirán morado. El porcentaje es desgarrador porque el partido nació justamente como fórmula contra ese conformismo de la vieja izquierda, el que prefería perder colgándose la medalla de la pureza.

Ese 38,7% que considera improductivo el liderazgo de Iglesias es relevante porque encaja con el porcentaje de votos que consiguió Errejón en su cónclave interno(37%) y viene a indicar que los errejonistas ven a Iglesias incapaz de seducir a electores de otros partidos para construir una mayoría ganadora. El dato cobra aún más importancia si se tiene en cuenta que, además, Errejón recibe nota marcadamente mejor de los votantes de PSOE y Ciudadanos que el jefe morado.

LA BRECHA ENTRE MILITANTES Y ELECTORES

Los dirigentes de Podemos sospechan desde hace tiempo que quienes les votan en las elecciones son notablemente distintos de sus militantes. Esa brecha era hasta ahora más una intuición insondable que un hecho contrastado. La encuesta de el GESOP confirma ese abismo: los simpatizantes que votaron a Unidos Podemos el 26-J valoran a Errejón (6,5) por encima de Iglesias (6,3). Si en Vistalegre 2 se impuso el líder, solo cabe pensar que la mayoría de inscritos (militantes con derecho a voto en cuestiones orgánicas) son pablistas, mientras que los electores son mayoritariamente errejonistas. Esta conclusión abre una incógnita inquietante. Sin Errejón como contrapeso en la estructura estatal, ¿cuántos de esos votantes volverían a elegir a Podemos en unas elecciones generales?

Comparado con los otros líderes, el jefe podemista es el peor valorado entre sus propios votantes. Iglesias recibe un 6,3 frente al 6,9 que le dan a Albert Rivera los suyos, el 6,4 de Pedro Sánchez y el 6,86 de Mariano Rajoy.

Otra conclusión fundamental es la fuerte contestación interna que tiene el líder. Errejón es mejor valorado que Iglesias en todos los territorios, franjas de edad, nivel de estudios, desglose por género, dentro del partido morado pero también entre los votantes de otras fuerzas políticas.

Los datos revelan que las mujeres prefieren claramente al exnúmero 2, que consigue un 4,4 frente al 3,6 del líder. El estratega es preferido a Iglesias en todos los territorios, pero donde mayor apoyo cosecha es en el País Vasco (5,3), Cataluña (5) y Comunidad Madrid (4,6). Y un dato sorprendente, Andalucía, la comunidad con mayor número de inscritos podemistas, es junto conGalicia la que peor nota pone a Iglesias (3,1).