Pedro Sánchez y Pablo Iglesias se dicen dispuestos a hacer un último esfuerzo en la recta final para evitar una repetición de las elecciones, aunque ni siquiera se ponen de acuerdo en el formato para reabrir ese diálogo. El líder de Unidas Podemos intentó ayer inyectar un revulsivo a una negociación que está ya sin pulso y, desde el Congreso, y anunció que llamará en las próximas horas al presidente para una cita a dos que logre encauzar un acuerdo provindencial que salve al país de la sacudida del 10-N.

El jefe del Ejecutivo no mostró entusiasmo alguno con la idea, convencido de que trata de arrastrarle a un duelo, y le conminó a presentar una nueva oferta, si la tiene, en la fracasada mesa negociadora.

Si los tiempos eran justos, parecen estrecharse aún más. La presidenta de la Cámara baja, Meritxell Batet, anunció a media tarde que acudirá hoy a las nueve de la mañana a la audiencia con el Rey, el paso previo a la ronda de consultas en la que Felipe VI constatará si Sánchez tiene apoyos para la investidura o se disuelven las Cortes.

CARA A CARA

El Gobierno veía venir el giro de cintura de Iglesias, porque desde hace días le escuchaban plantear que, quizá, si en julio hubiesen negociado él y Sánchez sin intermediarios, se hubiese logrado un acuerdo. Con el estilo personalista que el líder morado imprime a la vida política, en el Gobierno preveían que buscaría un cara a cara en el que intentar arrancarle al presidente una coalición de la que fuese imposible desdecirse más tarde.

Con esos presagios, un Iglesias conciliador subió a la tribuna del Congreso desde donde orilló el debate sobre los retos de la UE para pedir a Sánchez un encuentro urgente. «Le tendré que llamar yo», espetó, tras ver la frialdad con la que el presidente acogió su propuesta. El presidente se dijo dispuesto a trabajar «hasta el último segundo» para lograr el desbloqueo, pero rehuyó el cara a cara.

"MACHOS ALFA"

«Si usted tiene alguna cuestión que plantear de negociación, le pido que convoque, que se convoque la mesa de negociación y expliquen si tiene alguna otra cuestión mas allá del Gobierno de coalición, nosotros les estaremos esperando», respondió.

En su ayuda, la portavoz socialista, Adriana Lastra, reprochó el estilo de liderazgo personalista de Iglesias. «Esto no es una cuestión de machos alfa reuniéndose para tomar decisiones, somos formaciones políticas», afeó.

El rechazo no amilana a Iglesias, que está determinado a llamar a Sánchez en las próximas horas para conseguir esa cita, aunque considera que debería ser el jefe del Ejecutivo quien diese ese paso. Fuentes gubernamentales no prevén que el presidente tome la iniciativa y tampoco ven posibilidades de cerrar un nuevo encuentro si, antes, Iglesias no renuncia a la coalición.

Sánchez dejó claro en el pleno del Congreso que esa vía no es transitable y que, para verse, Podemos debería olvidarse de entrar en el Consejo de Ministros. «No hay una única fórmula para que nos podamos entender, no solamente está la coalición», repitió, para reprocharle su rechazo a la coalición ofrecida en julio.

Iglesias mostró sus dudas de que aquel planteamiento fuese honesto. «Tengo la sensación que cuando propuso el Gobierno de coalición no lo decía en serio», dijo, «a usted le descolocó que yo me retirara [de la vicepresidencia] y usted estuvo simulando», espetó. Se lamentó Iglesias de que, desde la investidura fallida, no ha recibido ni una sola llamada del presidente, solo un mensaje de felicitación por su paternidad.

QUIÉN ES EL CULPABLE

Ante el evidente desencuentro, ambos dirigentes jugaron con responsabilizar al otro de la cada vez más probable vuelta a las urnas.

«Le pido que reflexione, no aboque al país de nuevo a elecciones», planteó Sánchez, culpabilizando a Iglesias. «Creo que todavía hay una posibilidad de no llevar a este país a unas elecciones», insistió el líder podemista, tratando de cerrar un compromiso para verse que no llegó a materializarse.

El tiempo corre en contra de una posibilidad de acuerdo. En la práctica, solo sería viable un pacto que se rubricase hasta el domingo porque los plazos se agotan. Fuentes gubernamentales indican que Sánchez no ve ya otra salida que no sean las urnas para desbloquear la situación.