Jordi Turull puede convertirse hoy en el nuevo presidente de la Generalitat. No estaba previsto que el pleno de investidura se celebrara hasta la semana que viene, pero la decisión del Tribunal Supremo de procesar mañana a Turull y a otros cinco investigados por el procés ha precipitado los acontecimientos. A última hora y con giros de guion, como viene siendo habitual en la política catalana, el presidente del Parlament, Roger Torrent, convocó la sesión para las 17.00 horas de hoy.

Los independentistas aún no tienen la certeza de que el candidato que han propuesto Junts per Catalunya y ERC vaya a reunir los apoyos necesarios para convertirse en president. La CUP decidirá de nuevo: los votos de los cuatro diputados antisistema siguen siendo claves para que Turull sea elegido en primera votación.

Los antisistema anunciaron casi a las once de la noche que aún no tienen decidida su posición, aunque recordaron que en las últimas semanas han trasladado a JxCat y ERC que solo había dos maneras de convencerlos: o apostaban de nuevo por investir a Puigdemont o presentaban un programa claramente rupturista y de choque con el Estado. Nada de eso ha sucedido, afirman; pese a ello, la dirección de la CUP se reunirá antes del pleno para volver a evaluar la situación.

Por medio, y por sorpresa, llegó la réplica del Supremo. El juez Pablo Llarena dictará mañana el auto de procesamiento a 28 personas tras haberlos investigado por haber presuntamente cometido delito de rebelión, sedición y malversación de fondos públicos. En esta casi treintena de personas se hallan, entre otros, los miembros del Govern cesado el 27 de octubre, con Puigdemont y Oriol Junqueras a la cabeza; es decir, también está Jordi Turull.

Pero, además, y es lo que ha encendido las alarmas en la trinchera independentista, el juez ha citado a los encausados que tienen acta de diputado y sobre los que pesan medidas cautelares a comparecer mañana a las 10.30 horas. Se trata del candidato a la presidencia del Govern, los exconsejeros Josep Rull, Dolors Bassa, Raül Romeva; la expresidenta del Parlament, Carme Forcadell y la secretaria general de ERC, Marta Rovira. La perspectiva de que Turull pudiera entrar, de nuevo, a prisión, lo que además conllevaría su inhabilitación, o bien que, directamente, se le suspendan sus funciones, activó la contrarrespuesta secesionista.

El plan tenía otro calendario solo unas horas antes. Torrent comparecía por la mañana para anunciar el «desbloqueo definitivo» de la legislatura tras los intentos frustrados para investir a Puigdemont y a Jordi Sànchez, y llamaba a «recuperar las instituciones». Pero la intervención de Pablo Llarena lo precipitó todo.

Tras una tarde frenética, pasadas las 20.00 horas el presidente del Parlament llamó a los líderes de los diferentes partidos. Poco después, compareció para informar de que Turull era «el único candidato propuesto» por los grupos, y fijaba la fecha y la hora del pleno. El aspirante celebró la decisión con un tuit. «Un honor immenso. Si el pleno me da su confianza, trabajaré sin descanso por el progreso y protección de los 7,5 millones de catalanes», dijo. Y prometió que lo hará «con diálogo con todos y para todos».

La ronda telefónica sublevó a los partidos no independentistas. «Me acaba de llamar Torrent. Es una vergüenza que sigan degradando el Parlament para seguir con el enfrentamiento: no tienen otro plan que investir a un imputado por malversar fondos públicos con una grave situación judicial», dijo Inés Arrimadas (Cs).