El zulo encontrado en el caserío de Urrugne (País Vasco francés), propiedad de Pedro Alcantarilla --el camionero detenido en Burgos en la operación policial del domingo--, y de su mujer, Lourdes Urdanpilleta, es el más reciente de los construidos por la banda terrorista ETA y encontrados por la policía.

Fue habilitado por orden de Iñaki Gracia Arregi, Iñaki de Rentería, poco antes de su detención, que se produjo en el 2001. La zona en la que se encuentra la casa guarda similitudes con todas las elegidas como escondite por ETA: es un paraje bucólico y muy cercano a la frontera. El caserío, de dos plantas, está rodeado de setos recortados con precisión y su fachada, decorada con aperos de labranza.

Guías improvisados

La casa, denominada Mendi Txoko , no es fácil de localizar. Los vecinos de la zona, al corriente de la operación policial contra ETA, orientaban a los periodistas, para quienes la policía francesa reservó una parte de la calzada del camino de acceso. "Los registros podrían durar todavía dos o tres días", informó un agente de la policía judicial.

En una de las habitaciones de la casa se encontró una trampilla, detrás de una estantería, que llevaba a un sótano de 40 metros cuadrados en los cimientos y donde se guardaban explosivos. El registro de la vivienda fue efectuado ayer en presencia de la esposa del camionero y generó un trasiego de policías que iban inventariando objetos, documentos y otros enseres según los cargaban en coches y camionetas para su traslado a Bayona, donde serán examinados.

Expertos policiales peinaban con detectores el jardín y el prado que rodea la casa. Y auscultaban las paredes en busca de dispositivos susceptibles de disimular escondites.

Conmoción y protestas

En el Petit Bayonne --casco antiguo de Bayona y feudo nacionalista vasco-- la última operación policial contra ETA y la detención de Mikel Antza y de su compañera, Anboto , provocó conmoción. Askatasuna, comité de apoyo a los presos vascos detenidos en Francia, organizó una manifestación en Ustaritz, cerca de Bayona, en la que participaron unas 200 personas, de las que una quincena lanzaron piedras contra la gendarmería. Los concentrados rechazaron la "escalada de la presión", en palabras de uno de sus portavoces. También hubo protestas en Hendaya y Ayherre. En el bar Les Pyrenées de Bayona, punto de reunión aberzale, las caras no animaban al diálogo.

En la sede de Batasuna, a pocas calles, tampoco querían hablar. Hubo alguna excepción: "La represión no es la solución, hay que optar por el diálogo", decía un militante. Nadie quería opinar sobre el futuro de ETA, ni sobre la posible sustitución de Antza por José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera : "Los periodistas siempre estáis igual. No tenemos nada que decir, porque al final cualquier cosa se vuelve contra nosotros", afirmaba un simpatizante de Batasuna.

Los franceses, indiferentes

Entre los franceses reinaba la indiferencia habitual ante las operaciones contra ETA. "Qué quiere que le diga, ya estamos acostumbrados", manifestaba resignado un comerciante de Bayona.