Cuando Màxim Huerta era niño siempre se imaginaba convertido en escritor o maestro. Acabó de periodista y, efectivamente, escritor. Sin embargo, nunca pensó en ser lo que es ahora: ministro. Se mostró orgulloso de la importancia que el Gobierno de Pedro Sánchez da a la cultura, con un ministerio propio no vinculado a Educación. Consciente también de las habituales tensiones del gremio de los artistas con los políticos de la derecha, sentenció que la cultura «no puede ser de bandos, sino que es un orgullo de todos». «La cultura es el traje que llevamos, el museo que visitamos, la película que vemos y el partido que aplaudimos», concluyó. Conocedor del revuelo causado por mensajes en Twitter en los que dejaba claro el tedio que le produce el deporte, aseguró que no lo practica, pero que lo apoyará y amará porque «los deportistas son héroes». Los independentistas criticaron sus tuits contra la secesión.