Patxi López dice que la cultura del acuerdo le viene de su origen vasco. En Euskadi, explica, el "pacto forma parte del ADN". Pero ahora López no está en Euskadi, donde fue el primer lendakari no nacionalista, sino en Madrid, un lugar en el que la crispación política ha alcanzado altísimas cotas en los últimos meses, sobre todo a raíz del estado de alarma para hacer frente al coronavirus. Diputado por Bizkaia, el dirigente del PSOE preside un organismo parlamentario trascendental: la comisión para la reconstrucción, creada para diseñar medidas para una España en plena crisis económica y social, recién salida del primer (y ojalá último) azote del coronavirus, con más de 28.000 muertos a sus espaldas. En parte por su procedencia geográfica, en parte por su papel institucional, pero sobre todo debido al convencimiento de que "los ciudadanos no lo perdonarían", López se muestra optimista sobre las posibilidades de llegar a un amplio acuerdo sobre las iniciativas a aplicar a corto, medio y largo plazo.

"Hay que tener voluntad política para acordar; el cálculo político no vale ahora. Sería obsceno. Abandonar sin llegar a acuerdos a millones de ciudadanos, a miles y miles de empresas, sería inmoral en este momento", explica López desde la sede del PSE en Bilbao, donde acaba de empezar la campaña para las elecciones vascas, que como las gallegas se celebrarán el próximo 12 de julio.

UN HORIZONTE OSCURO

Las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI) señalan que la economía española será la más castigada por el covid-19: su PIB se contraerá este año un 12,8%. Ante estos negros presagios, el 91,4% de los ciudadanos mostró el pasado abril, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), su deseo de que los políticos hicieran un "esfuerzo especial" para afrontar la crisis mediante "grandes acuerdos".

Sin embargo, el consenso parece complicado de forjar. Con la relación entre Pedro Sánchez y Pablo Casado en uno de sus momentos más bajos, el Gobierno y el PP anticipan que habrá acuerdo en materia sanitaria, pero tienen muchas más dudas sobre los otros tres ejes en los que se ha dividido la comisión de reconstrucción: economía, políticas sociales y Unión Europea.

"Ya sé que será muy difícil llegar a un entendimiento con la derecha en según qué cosas, pero si el acuerdo es en beneficio de los sectores más vulnerables, ¿por qué no? se pregunta López-. ¿Dónde está el problema? ¿Por qué no buscar el consenso más amplio posible? ¿No nos damos cuenta de que cuanto más apoyo tiene una medida, esa medida tiene más efectividad, más poder de penetración social, más capacidad de convencer a unos y a otros, incluso a la propia UE? ¿Hay voluntad o no? Lo vamos a ver estos días".

El pasado miércoles, los grupos registraron sus propuestas de conclusiones. Un día después, se votaron los borradores definitivos. Al tener mayoría el PSOE y Unidas Podemos, fueron aprobados sus documentos, redactados de forma conjunta, pero ahora podrán ser enmendados por el resto de grupos, hasta finales de la próxima semana, cuando las conclusiones tendrán que ser aprobadas. Y a mediados de julio, serán sometidas al examen del pleno del Congreso. Las próximas semanas serán, o al menos deberían ser, de intensa negociación entre los partidos.

LAS EXPECTATIVAS

"Si no nos ponemos de acuerdo ahora, ¿cuándo? Todos tenemos que ceder, porque tirarnos los muertos a la cabeza no es lo que quiere la sociedad. Lo que quiere son soluciones. Si no entendemos esto, no entendemos nada", argumenta López, que aún así admite que la reconstrucción "quizá" generó en un primero momento "demasiadas expectativas".

"Parecía que nos habíamos reunido para hacer un programa de gobierno. Y no se trata de esto. El Gobierno ya tiene su programa. Lo que debemos hacer es fijar qué áreas son las prioritarias, por dónde debemos avanzar", continúa el exlendakari, que anticipa que las conclusiones de la comisión deberían tener un "impacto" en los próximos Presupuestos y en los de los años siguientes.

En los últimos días ha habido alguna señal positiva. Para facilitar el acuerdo, el PSOE y Unidas Podemos no incluyeron en sus propuestas la derogación de la reforma laboral y el impuesto a las grandes fortunas. Cs, en pleno acercamiento al Gobierno, dejó a un lado las bajadas fiscales. ERC se mostró dispuesta a negociar. Y el PP, que venía de votar en contra de las prórrogas del estado de alarma, apoyó el decreto para la "nueva normalidad".

"Todavía estamos a tiempo concluye López-. Si en algún momento se nos reclama entendimiento a los políticos es ahora. Si no lo logramos, habremos fallado. Y, la verdad, no creo que estemos como para fallar".