Lo decía Pedro Sánchez nada más saltar a la arena en Sabadell. “Allá donde vamos está a rebosar”. Sea en Barcelona, en Don Benito o en Sabadell, donde este miércoles el exsecretario general del PSOE se ha vuelto a dar un baño de multitudes y ha llamado a "rescatar al PSOE" de la abstención del PP.

"Que sea la última vez que un secretario general tenga que dimitir por cumplir con la palabra dada a la militancia", ha sentenciado un Sánchez que se ha sentido cómodo en Sabadell, jugando en su terreno. Y no por dar su mitin en la plaza Picaso, al lado de una pista de baloncesto, su deporte preferido. Sino porque Catalunya es territorio 'sanchista'. El PSC fue el gran escudero de Sánchez en su defensa numantina del 'no' a Mariano Rajoy. Después de que el secretario general terminara siendo depuesto y el PSOE facilitara la investidura del presidente del Gobierno (pese al voto contrario de los diputado del PSC), los socialistas catalanes bajaron escudos y lanzas para recomponer los puentes rotos con la gestora de Ferraz. Pero, pese a que el PSC ha decretado neutralidad en las primarias, la recogida de avales en Catalunya (donde Sánchez sacó seis veces más apoyos que Susana Díaz) ya dejó claro lo que todo el mundo daba por hecho: que la segunda comunidad con más bases socialistas (solo superada por Andalucía) seguirá siendo 'sanchista'.

Cómodo se ha sentido también en su discurso cada vez más de izquierdas, con el que quiere acentuar sus distancias con Susana Díaz, y que incluye 'La Internacional' al final de cadad mítin. A los que le llaman "radical y separatista", les dice que es "radicalmente opuesto al PP" y que quiere "separar al PSOE de la corrupción" del PP.