Han pasado más de 48 horas desde que Pablo Iglesias, renunciando a ser ministro del próximo Gobierno, encauzara las negociaciones entre PSOE y Unidas Podemos para enfilar un Ejecutivo de coalición. Desde que el viernes informara al presidente por mensaje de que se disponía a difundir su renuncia, el líder morado se ha comunicado con Sánchez varias veces y supervisa los trabajos de su equipo negociador, del que también forman parte la portavoz Irene Montero y el secretario de acción gubernamental, Pablo Echenique. Por el lado socialista llevan las riendas la vicepresidenta Carmen Calvo, la portavoz Adriana Lastra y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero.

El intercambio de documentos y propuestas es vertiginoso pero aguarda sobre la mesa uno de los temas más espinosos: cuántos ministerios se lleva Podemos en esta operación y quiénes los ocupan. Si habrá vicepresidencia morada finalmente y, de haberla, si ello obligará a Sánchez a cambiar su esquema de Gobierno actual para aumentar el número de vicepresidentes (para garantizar que cuando no esté le sustituye un socialista). Desde los entornos de ambas fuerzas se apunta a que, en todo caso, será difícil cerrar tan compleja negociación antes de que este lunes Sánchez pronuncie su discurso de investidura. Algo que, de cualquier manera, tampoco preocupa en demasía a ninguna de las dos formaciones que tienen la mirada puesta en la jornada del jueves cuando se realice la segunda votación.

Pretende el presidenciable hacer una alocución larga, «progresista, feminista y de izquierdas» en un momento en que los morados le han tendido la mano, el independentismo catalán espera acontecimientos para decidir su voto, el PNV se muestra positivo y Bildu ha confirmado la abstención. Ni Ciudadanos ni el PP quieren desbloquear la investidura. Así las cosas el socialista abogará, en materia económica, por una subida de impuestos para las rentas más altas que permita aumentar los recursos públicos para acometer nuevas medidas y garantizar la viabilidad del Estado del bienestar. Habrá oferta global de pactos en financiación autonómica y local; por las pensiones y contra la precariedad laboral y se incidirá en nuevas políticas de transición ecológica.

REPARTO DE CARTERAS

Cuando Sánchez abogue por este itinerario le estará escuchando desde su escaño Iglesias, con quien negocia los detalles de un programa de legislatura y con quien debe cuadrar un reparto de carteras que seguramente no será el que ninguno de los dos ansiaba pero que, de llegar, será el que haga posible el primer Ejecutivo de coalición progresista en España. En un reciente encuentro con EL PERIÓDICO, la cúpula de los morados especificó que hace tiempo explicó al PSOE que no reclamaría ministerios de Estado (Interior, Defensa…) pero que sí pretendían gobernar sobre materias como «memoria histórica», «inspecciones fiscales», aspectos determinados del ministerio de Trabajo, «especialmente lo que atañe a la lucha contra la precariedad laboral», el «diseño de la política cultural» o la «transición ecológica».

En este sentido, desde el partido morado siempre se avisó que cuando llegara el momento, si llegaba, de poner las manos sobre la harina negociadora -en ello están-, junto a la letra pequeña de las políticas para la legislatura, el reparto de áreas y la especificación de quién se queda con cada cartera habría que determinar con qué partidas presupuestarias contarían. De ahí la relevancia de que la titular de Hacienda en funciones forme parte de esta negociación exprés puesto que, de alguna forma, se perfilan ya los próximos presupuestos, basándose en el proyecto que ya pactó el PSOE con Podemos en tiempos de la moción de censura y que no llegó a ver la luz por la disolución del Congreso.

Se avanza sin excesivos problemas, según los conocedores de la negociación, en la parte programática y hay más recelos en lo que concierne a la forma de elegir futuros ministros (Sánchez reivindica su autonomía para hacerlo sobre una lista de propuestas que haga Iglesias) y al modo de abordar la crisis con Cataluña. Este domingo salió a la palestra alguien que tiene que ver con ambos asuntos, el portavoz de los Comunes en el Congreso, Jaume Asens, para defender que no se descarte una vicepresidencia para Irene Montero.

CUESTIÓN CATALANA

Sobre la cuestión catalana cabe recordar que Unidas Podemos, como adelantó este diario, ofreció a Sánchez dejar por escrito y firmado el compromiso de acatar las líneas gubernamentales que se marquen sobre política territorial. También en política exterior. Sin embargo, este tema es uno de los que más preocupa a los socialistas, conscientes de que en septiembre u octubre llegará la sentencia sobre la jornada del 1 de octubre que puede dejar ver las costuras de una coalición de dos partidos que discrepan sobre si los sentenciados son políticos presos o presos políticos, entre otras cosas. Por eso, según confirman ambas partes, es una de las materias que más preocupa al PSOE. Y es que una de las razones que puso Sánchez para vetar a Pablo Iglesias es que consideraba que el líder morado hablaba de presos políticos, algo que los socialistas siempre han negado.