El plan Ibarretxe superó ayer su primer test en el Parlamento gracias a la abstención del Grupo Parlamentario de Batasuna. La comisión de Instituciones de Interior aprobó el dictamen elaborado con los nueve votos favorables de los socios de Gobierno (PNV, EA y EB) y el rechazo de los siete diputados de PP y PSE.

El plan se someterá a nueva votación el próximo día 30, cuando precisará de mayoría absoluta para prosperar, ya que se presenta como una reforma del Estatuto de Gernika y, por tanto, como una ley orgánica. Pero Arnaldo Otegi, portavoz de Batasuna, no aclaró si su decisión de "no obstaculizar" el debate se puede transformar en un apoyo al plan de al menos dos de sus diputados, con lo que el proyecto alcanzaría los 38 votos que permitirían remitirlo al Congreso como decisión mayoritaria de la Cámara vasca.

FUNERAL POR EL ESTATUTO El portavoz de Batasuna esperó ayer hasta el último momento para desvelar que su grupo se abstenía. "Que nadie diga que somos inmovilistas", aseguró tras felicitarse porque la votación de ayer le permitía asegurar "que el Estatuto está muerto".

Otegi alardeó de que "25 años después" se les ha dado la razón en que el debate se centra en el derecho de autodeterminación. Celebró la cita de ayer como un "funeral" para el texto de Gernika y presentó a Batasuna como una opción "entre" los bloques "del sí y del no" al plan.

SER O NO SER VASCOS Los parlamentarios del tripartito eludieron comentar la actitud de Batasuna y se limitaron a justificar su apoyo al dictamen. El PNV, Eusko Alkartasuna y Ezker Batua (federada con IU) han empleado los dos meses de trabajo en ponerse de acuerdo y apenas han logrado transaccionar 40 enmiendas de las más de 120 que presentaron a su propio texto.

El portavoz de Ezker Batua, Oscar Matute, justificó su voto positivo como una forma de "apoyar un camino" y evitar que Euskadi se quede fuera de las reformas emprendidas en otras comunidades. Recordó que ellos defienden el "federalismo de libre adhesión". El representante de EA, Rafael Larreina, valoró el dictamen como "un avance" y dijo que el plan plantea las bases para un acuerdo "en clave radicalmente democrática e inclusiva".

El portavoz del PNV, Joseba Egibar, subrayó que la propuesta de nuevo Estatuto constituye uno de "los mayores pasos" que se han dado para solucionar el conflicto vasco y que está hecho con "vocación" de facilitar la convivencia y no de complicarla. Llegó a cuestionar que se puedan "considerar" vascos los que rechazan el plan: "O no se consideran vascos o no tenemos la misma concepción de lo que es ser vasco".

PP y PSE coincidieron en su rechazo, pero sólo el portavoz del PSE, Jesús Eguiguren, confirmó su disposición a entrar a debatir la reforma del Estatuto. "Nosotros estamos dispuestos a abrir el melón", dijo, para recalcar que lo que debe perseguir "un proceso constituyente" es "sumar" a quienes en 1975 se quedaron fuera, y no al contrario.

PROYECTO INDEPENDENTISTA El diputado socialista enfatizó que el plan no ha conseguido ninguna adhesión y, sin embargo, ha "empeorado" durante su paso por la ponencia hasta convertirse en un proyecto "claramente independentista".

El portavoz popular, Leopoldo Barreda, acusó al tripartito de pretender "limitar la condición de vascos a los que respaldan el plan". Denunció que el proyecto está "al servicio exclusivo de los nacionalistas".