La policía controló al presunto cerebro de la matanza del 11-M y a las personas con las que se reunía desde al menos cuatro meses antes de los atentados que segaron la vida a 191 personas e hirieron a más de 1.500. Este dato figura en el informe de la Comisaría General de Información para el Ministerio del Interior de 28 de noviembre de 2003 sobre "el aumento del grado de amenaza que supone el terrorismo islámico".

La conclusión de dicho informe, remitido ayer por el Gobierno a la comisión investigadora del Congreso, no podía ser más rotunda. "España figura ya como objetivo declarado por Al Qaeda", reza en un pasaje. Y en otro añade: "España podría ser objetivo, bien en nuestro territorio, bien contra intereses españoles en otro país en fechas próximas".

Todas las señales de alarma se encontraban encendidas en los servicios de información del Cuerpo Nacional de Policía y de la Guardia Civil cuando el supuesto cerebro de los atentados del 11-M transmitió la orden de cometerlos.

El 28 de noviembre del 2003, el jefe de la Unidad Central de Información Exterior de la policía, Mariano Rayón, elevó un informe a su superior, Jesús de la Morena, responsable de la lucha antiterrorista, sobre la inminencia de atentados del terrorismo internacional en España.

Al relatar las operaciones en curso, se refiere a las "investigaciones sobre la estructura de una posible célula de Al Qaeda en España, dirigida por Rabi Osman el Sayed o Mohamed el Egipcio , con vinculaciones en otros países europeos", y explica que "se está procediendo a la identificación de todos aquellos que aparecen relacionados con dicho individuo, muchos de los cuales presentan contactos con células de grupos marroquís" del grupo Salafia Jihaida . Mohamed el Egipcio fue detenido en junio pasado en Italia.

Los investigadores españoles centraron sus pesquisas en los activistas de la célula de Al Qaeda Salafia Jihaida porque, según revela el informe, estaban relacionados con los atentados de Casablanca (Marruecos) que el 16 de mayo del 2003 habían costado la vida a 43 personas, cuatro de ellas de nacionalidad española. La célula "asentada en Madrid" era dirigida por Mustafá el Maymouni y Driss Chebli, ambos detenidos y con conexiones con Amer el Azizi, buscado por la Audiencia Nacional y supuesto jefe inmediato de Serhane ben Abdelmajid, el Tunecino .

La conclusión del informe es que ha aumentado el nivel de la amenaza del terrorismo islamista en España. Tras recordar la extensión de la amenaza a España en el último comunicado de Bin Laden, de octubre del 2003, señala: "Queda claro, por un lado, que España figura ya como objetivo declarado de Al Qaeda, y que esta organización está cumpliendo sus amenazas atentando contra objetivos de países que han sido recientemente incluidos como tales, por lo que cabe deducir que España podría ser objetivo, bien en nuestro territorio, bien contra intereses españoles en otro país en fechas próximas".

Tras los atentados del 11-M, los servicios de información antiterrorista elevaron a Europol una evaluación de la amenaza del terrorismo islamista, el 29 de abril del 2004, afirmando que no había desaparecido el riesgo de nuevos atentados y que éstos podrían acometerlos terroristas sin recibir incluso órdenes directas: "Hay que tener en cuenta los últimos comunicados emitidos por los propios terroristas y por las Brigadas de Abu Hafs Al Masri (brazo militar de Al Qaeda) en la misma línea ideológica y estratégica de amenazar principalmente a España por la presencia de sus tropas en Irak y Afganistán, dado que en cualquier momento podrían llegar a materializarse las amenazas, si no por parte de elementos cercanos a los terroristas inmolados, sí por otros con conexiones o simplemente por identificarse con la estrategia de Al Qaeda".

El documento remitido a la policía europea el pasado mes de abril también señala que "se debe contemplar la amenaza específica contra los países con tropas en Afganistán, proveniente del movimiento talibán y el Hizb-I-Islami de Gulbuddin Hekmatyar, puesto que se ha tenido conocimiento de que en los últimos meses, tales grupos se han fortalecido, logrando que sus militantes se reagrupen en mayor número".

Sin mencionar la decisión de incrementar los efectivos en Afganistán que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, someterá a votación en el pleno del Congreso el próximo martes, ya que el informe fue redactado con anterioridad, los servicios de información policial recuerdan que los soldados canadienses y británicos presentes en la Fuerza Internacional de Estabilización de Afganistán (ISAF) sufrieron atentados en enero.

La amenaza del mulá Hakim Latifi es "preparar más ataques suicidas contra las tropas internacionales que, con mandato de la ONU, colaboran en la seguridad de Kabul, para defender nuestro país, nuestra religión y nuestro honor", añade el documento.

Pese a las alertas previas al 11-M ante la amenaza del terrorismo islamista y que reflejan los sucesivos documentos de los servicios de información de la Policía y de la Guardia Civil, el Ministerio del Interior dirigido por Angel Acebes no incrementó sensiblemente los medios materiales y personales para combatirla.

La información que ha enviado el Gobierno a la comisión investigadora revela que, entre los atentados del 11-S en EEUU y los del 11-M en España, la plantilla de agentes destinados al integrismo islamista pasó sólo de 61 a 74 miembros. Los medios materiales de los que estaban dotados tampoco fueron incrementados: de contar con 14 vehículos para servicios y vigilancias pasaron a tener 17 y tres motocicletas.

La plantilla del Grupo de Información Exterior de la Guardia Civil aumentó en 18 miembros entre el 2001 y el 2004 y pasó de 44 a 62 especialistas en terrorismo islamista. Entre ambos cuerpos policiales, el incremento desde el 11-S al 14-M fue de 31 agentes.

Sin embargo, las características del despliegue territorial de la Guardia Civil permiten a sus grupos operativos, que entre el 2001 y el 2004 se han reducido en 3 agentes y actualmente cuentan con 2.100 efectivos, intervenir contra el islamismo y contra otras amenazas en España.

Entre la documentación remitida a la comisión investigadora del 11-M figuran dos informes de febrero y junio de 2003 elevados por Interior a Europol que revelan que la Unidad Central de Inteligencia (UCI) de la policía poseía indicios preocupantes de una posible actividad terrorista estable de carácter islamista en España. En el informe de febrero ya se señala que las operaciones contra extremistas islamistas revelan "una mayor presencia de radicales" en determinadas mezquitas, centros coránicos, escuelas árabes y carnicerías halall así como un "incremento considerable en la distribución de revistas, folletos, comunicados y otras publicaciones relacionadas en mayor o menor medida con organizaciones terroristas islámicas".

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