La policía "nunca levantó el operativo" de seguimiento y control de El Tunecino y sus subordinados de la célula terrorista que perpetró la masacre del 11-M. Así lo revela un informe de la subdirección general operativa del Cuerpo Nacional de Policía remitido ayer a la comisión parlamentaria de investigación.

Serhane ben Abdelmajid Fajet, El Tunecino estuvo controlado "desde los primeros días del 2003", cuando la policía tuvo una información confidencial de que con otras personas de nacionalidad árabe "pudiera constituir una célula durmiente del terrorismo islámico", hasta después de la masacre.

El informe señala que los controles consistieron en "un dispositivo de vigilancias y seguimientos que se hacía de forma esporádica y breve, dadas las extremas medidas de seguridad que adoptaban los vigilados". La policía dice que los únicos datos personales que tuvo del grupo fueron los de dos hermanos de nacionalidad siria. Su seguimiento les llevó al Tunecino . Entonces completaron la investigación con varias escuchas telefónicas autorizadas por la Audiencia Nacional y que finalizaron el 30 de marzo, después de los atentados.

NINGUN SIGNO DE ATAQUE A pesar de los controles, la policía afirma que "en ningún momento se pudo establecer el carácter de las actividades delictivas de la supuesta célula terrorista y mucho menos la génesis de un atentado terrorista, si bien siempre persistió el interés policial no sólo por El Tunecino sino por el resto del grupo y, en consecuencia, nunca se levantó el operativo policial".

Tampoco tuvo suerte la Guardia Civil que, alertada por una vecina, controló el 7 de marzo el chamizo que utilizaron los terroristas en Morata de Tajuña (Madrid) para montar las bombas. Los guardias supusieron que se trataba de inmigrantes indocumentados que utilizaban la casucha para dormir. No podían sospechar que ese día, a sólo cuatro días del atentado, ya tenían allí la dinamita goma-2 Eco con la que fabricaron las bombas.

Los restantes 32 informes que ayer envió el Gobierno a la comisión investigadora inciden en las alertas sobre el riesgo de atentados islamistas. Uno, elaborado por Europol, atribuye a Al Qaeda la "autoría intelectual" del atentado y señala que la célula se financió con fondos locales derivados del tráfico de drogas y de otras actividades. No obstante, en el 2002 se identificó a un correo que trasladaba dinero a España.

Diez informes solicitados por el PP sobre la supuesta relación entre los islamistas y ETA señalan que ni en la cárcel, ni en Irak, ni en Ramala (Palestina) existió relación alguna entre ambas organizaciones terroristas. El último contacto entre ETA y el mundo islámico data de febrero de 1980, cuando un grupo de 12 etarras recibieron un cursillo en Yemen del Sur. "Del análisis y estudio de la documentación incautada a ETA en los últimos años no se ha encontrado la más mínima referencia a una hipotética relación de ETA con grupos radicales islamistas".

En relación con la trama de la dinamita, el fiscal del Estado, Cándido Conde-Pumpido, defendió ayer la actuación de los fiscales de Avilés.