Retirar de las calles a los últimos empeñados en deambular sin razón laboral o de aprovisionamiento es el objetivo con que se despliegan en las ciudades españolas este lunes policías de muy diferentes cuerpos. Y esta vez la mano será más dura, indican fuentes de Interior, después de un domingo en el que guardias locales, policías, mossos, ertzainas, agentes forales y guardias civiles se dedicaron a disuadir y amonestar mayoritariamente de forma verbal a quienes incumplían la consigna de confinamiento.

El vídeo, que se hizo viral, de una bronca policial a un relajado viandante fue la norma de la primera jornada de estado de alarma en España. Para las siguientes el patrón es otro, y se ha dado en Madrid. La ciudad con más contagios de coronavirus ha sido también la que más sanciones ha impuesto por salir de casa sin razón y/o en grupo: 199 denuncias y un detenido es el saldo. Se patrulló con la ayuda de drones para la localización de grupos o aglomeraciones.

Los principales damnificados fueron turistas remolones, al igual que en Cataluña, donde los Mossos y Guardia Urbana tuvieron más intercepciones (216 locales de ocio precintados) pero menos denuncias o actas administrativas: cinco.

Apretar

La consigna generalizada en los 'briefings' (reuniones) matinales de patrullas este lunes está siendo no permitir que se relaje la tensión que mantiene las calles semi vacías. Mana de la cúpula misma de Interior, que la ha distribuido en todas las comunidades autónomas.

Y eso desde Melilla, donde ayer la ciudad presentaba un aspecto desconocido, con el otrora populoso paso fronterizo de Beni Enzar desierto y mudo, cerrado a cal y canto por Marruecos, hasta Pamplona, donde patrullan agentes de la Policía Municipal ahora sometidos a un plan especial de trabajo reforzado: 12/7, o sea, jornadas de 12 horas siete días a la semana.

O desde Cáceres, donde la Policía Nacional se ha fijado el reto de dejar vacía la calle Gil Cordero, zona de encuentro de estudiantes donde ayer tuvo que identificar a una docena de incumplidores del confinamiento, hasta Benidorm, donde todavía por la mañana, y tras una noche de diversos botellones, los turistas extranjeros buscaban tiendas donde comprar alcohol para tomarlo en compañía ante la playa de Levante y se encontraban con agentes que habían trocado la gorra por el casco.

El precedente Burlada

En la localidad de Burlada, la Policía Foral navarra había arrancado el periodo de estado de alarma la madrugada del domingo con una intervención muy comentada en los foros policiales, y no tanto por la anécdota en sí como por sus aledaños técnicos y las cuestiones que plantea.

Se trata de la "reducción" a un hombre en estado de embriaguez que lio un escándalo en un bar escupiendo y asegurando que tenía el coronavirus.

El relato en whatsapp de uno de los agentes resulta elocuente, pese a la economía del lenguaje: "Algunos nos pusimos el EPI (Equipo de Protección Individual). El buzo costo unos 5 min poner", dice textualmente. Cinco minutos en una intervención policial son mucho tiempo.

El relato continúa literalmente así: "Hay q quitarse el cinturón y ponerlo por encima (luego hay q desinfectar) o dejarlo en el coche. A mí me pareció buena idea usar la mascarilla con el verduguillo debajo del casco. Una vez reducido tuvimos q esperar un buen rato hasta q llegara la ambulancia especializada (tener en cuenta los tiempos porque es una paliza)". Se le trasladó a CHN (Complejo Hospitalario de Navarra) y se le ingresó para someterlo a las pruebas. Después nos desinfectamos en una sala acondicionada con ayuda de sanitarios y bomberos. Nos dijeron q los buzos q llevamos no son impermeables y por lo tanto no estamos protegidos. Tenedlo en cuenta en las actuaciones. Yo personalmente llevare ropa impermeable a partir de ahora en el bolso para ponerme debajo. Un saludo y buena suerte".

A cara descubierta

El asunto de la equipación preocupa a las Fuerzas de Seguridad. En los vídeos que ha distribuido la Guardia Civil, se ve a los agentes hablando con los ciudadanos a un riguroso metro y medio de distancia, pues en el campo, su principal demarcación, no llevan mascarilla.

Guardias civiles informan a dos paseantes -a metro y medio de distancia- de que están violando la orden confinamiento por la epidemia de coronavirus. / GUARDIA CIVIL

Este domingo, la secretaria general del Sindicato Unificado de Policía, Mónica Gracia, se dirigió al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, por carta para hacerle ver que "el nivel de exposición de los policías nacionales al coronavirus es de los más relevantes y se produce con un déficit de medios de protección e incluso con la prohibición de su uso para no generar una imagen pública de incertidumbre".

Por esta razón, le ha pedido que "se considere a los policías nacionales como un colectivo expuesto a un nivel de riesgo por contagio mucho más elevado del que ustedes contemplan".

Burocracia de alarma

En Euskadi, los ertzainas también patrullan sin mascarilla, pero bien dotados de un nuevo elemento de trabajo que llevar encima. Se trata de un documento impreso en papel con los escudos del cuerpo y del Gobierno Vasco, y que se titula "Acta de denuncia por incumplimiento de órdenes, prohibiciones, instrucciones o requerimientos en estados de alarma".

Papeleta de denuncia de la Ertzaintza para infractores vascos de las órdenes del estado de alarma. / EL PERIÓDICO

Es el papel oficial policial que más elocuentemente recoge la nueva situación que vive este país. Es una hoja con dos caras. En el anverso, los datos del infractor individual o del negocio que se ha saltado la instrucción de confinamiento; en la segunda cara se recoge un compendio de legislación, incluido el ya famoso Real Decreto 463/2020 de declaración del estado de alarma, y los posibles casos por los que el relajado es denunciado por la policía vasca.

Esos escenarios descritos en el reverso son tres: incumplimiento grave o muy grave de instrucciones o requerimentos en emergencias declaradas (artículo 45 de la Ley de Protección Civil) y la desobediencia o resistencia a la autoridad, que recoge el artículo 36,6 de la Ley de Seguridad Ciudadana.