Tanto Ciudadanos como el PP advirtieron ayer al Gobierno de Pedro Sánchez contra la tentación de recoger el guante que lanzó el viernes el presidente de la Generalitat, Quim Torra, sugiriendo su disposición a dejar a un lado la proclamación de la república si el Estado se aviene a permitir la celebración de un referéndum sobre la independencia de Cataluña. La propuesta de Torra no deja de ser curiosa, dado que la república, tras ser proclamada por Carles Puigdemont, en ningún momento llegó a funcionar como tal y Cataluña sigue funcionando como una autonomía más.

A juicio del líder del partido naranja, Albert Rivera, Sánchez no debe ni tan siquiera abrir el debate sobre una posible consulta porque eso supondría «admitir que se puede trocear la soberanía» nacional o que la igualdad entre españoles «es algo negociable». Según explicó a Europa Press, los independentistas quieren «meter su caballo de Troya» (el referéndum) en las Cortes con el objetivo de «legitimar la ruptura» del país. Y añadió que si Sánchez acabase aceptando una consulta, supondría la desaparición del PSOE como partido.

El PP, por boca de su secretario general, Teodoro García Egea, censuró la «comodidad» de Torra con Sánchez en la Moncloa (ambos se vieron el 9 de julio) y opinó que esta se debe a los «compromisos ocultos» a los que el Gobierno habría llegado con el PDECat y Esquerra Republicana. No obstante, avisó al jefe del Ejecutivo central de que si pacta «algo que esté fuera» de la Constitución y la ley, su partido actuará «a todos los niveles» para impedir que el president de la Generalitat «consiga sus objetivos».

Los socialistas, por su parte, esquivaron este tema, aunque admitieron que en septiembre los independentistas catalanes buscarán «un nuevo momento para repetir lo que ya ha fracasado».