El Congreso escenificó ayer el esperpento en el que se ha convertido la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CPPJ), que culminará en diciembre. Se informó de que, por el pacto suscrito entre PSOE y PP, su presidencia corresponderá al magistrado del Tribunal Supremo Manuel Marchena antes de que se conociera quiénes serán los 20 vocales que, según la ley reguladora, deberían ser quienes le eligieran. Y durante la comparecencia de los candidatos a formar parte del órgano de gobierno de los jueces por el turno de juristas ante la comisión de nombramientos de la Cámara baja, el Partido Popular no ha dudado en dirigir graves críticas a uno de los de que ya se da por vocal del Consejo: el magistrado José Ricardo de Prada.

A él es a quien se atribuyen las frases más duras de la sentencia del caso Gürtel que provocó la moción de censura que llevó al poder a Pedro Sánchez. Quizá por eso, pese a ese reparto de los futuros vocales entre los dos partidos mayoritarios, el diputado del PP Carlos Rojas no dudó en mostrar su disgusto con su designación: «Hay muchos juristas de reconocido prestigio con más prestigio que usted. Es bueno para la justicia española que deje de hacer lo que estaba haciendo, que deje de poner sentencias». A continuación, añadió que «ojalá» sus compañeros en el futuro CGPJ le guíen en la búsqueda del «camino del interés general».

De Prada, por su parte, defendió su independencia, que aseguró que «queda acreditada a lo largo de toda su trayectoria profesional», en la que destacó sus 28 años en la Audiencia Nacional y ser el único juez español titular en una corte internacional «que revisa el caso más importante desde la Segunda Guerra Mundial». Al igual que al resto de comparecientes, el diputado de Cs Ignacio Prendes le preguntó si contribuye a recuperar la confianza en la justicia de los ciudadanos que se conozca ya quién será el presidente del TS. De Prada rehusó responder, mientras que Luis Martín Contreras negó haber recibido instrucciones.