Pedro Sánchez ofreció ayer pistas muy claras de por dónde discurrirá su campaña para las generales del 28 de abril. El líder socialista se presenta a estos comicios reivindicando el orgullo de «querer» a España. Frente a la «crispación» de la derecha, él, dijo, personifica la necesidad de una «política útil, ejemplar y educada», tan alejada del PP, Ciudadanos y Vox como de ERC y el PDECat. Todos ellos, continuó, tienen un denominador común: «Quieren vivir del conflicto en Cataluña, no resolverlo». Y a Podemos, ya muy lejos de amenazar al PSOE en la batalla por la hegemonía de la izquierda, el presidente casi no le hace caso. Tan solo se detiene ante los morados para «agradecer» al partido su apoyo en estos ocho meses en la Moncloa.

El jefe del Ejecutivo comenzó la jornada de forma heterodoxa. Con la sede del PSOE en obras, la presentación de su precampaña se trasladó a un espacio multiusos cerca del centro de Madrid, un lugar iluminado con una suave luz roja, más propia de un íntimo bar que de un mitin, en el que sonaban canciones como Te quiero, de José Luis Perales, y Mi querida España, de Cecilia. La palabra clave es «querer», por si había dudas. Aparece en el nuevo lema socialista: «La España que quieres».

«Hay dos modelos de país. Eso es lo que está en juego. ¿Qué país queremos? Nosotros queremos la España de la educación, de las pensiones dignas, de la sanidad, del empleo digno, de la ecología y de la industria. La España que queremos es la que quieren los ciudadanos de manera mayoritaria», dijo Sánchez. Una España, continuó el presidente, donde «la Constitución sea un punto de encuentro y de convivencia, nunca de confrontación», una España «que no excluye, que no veta».

Después de la polémica por la figura del relator para el diálogo en Cataluña, del fracaso de los Presupuestos y del adelanto electoral, al líder socialista se le ve cómodo en su papel de candidato. Las sensaciones en el PSOE, un partido muy dado a los altos y bajos anímicos, son buenas. Dan por seguro que ganarán las elecciones, algo que confirman todas las encuestas.

Creen que el veto expresado el día anterior por Ciudadanos, que se comprometió a no pactar en ningún caso con el PSOE tras los comicios, les deja todo el espacio del centro para crecer, y que el rechazo de las cuentas públicas por parte de ERC y el PDECat les permite argumentar, frente a lo que sostiene la derecha, que no ha habido «ninguna cesión» al independentismo. Hubo un tiempo en el que Sánchez se cuidaba de no criticar en exceso a republicanos y posconvergentes. Pero eso se ha acabado. Ahora el presidente carga contra ellos igual que contra el PP y Ciudadanos. Y establece paralelismos. «Ustedes tienen miedo a dialogar, ustedes no quieren resolver la crisis, quieren vivir del conflicto en Cataluña. Vivían mejor con el PP. En eso los extremos se tocan. Ustedes quieren vivir del conflicto, no resolver el conflicto», dijo.