Los miembros de la gestora que pilota el PSOE suelen trasmitir la misma queja. Hagan lo que hagan, se acerquen más al PP o afilen sus ataques al Gobierno, serán criticados por el abultado sector de críticos en su partido, que bien dirán que los socialistas están hipotecados, bien que están siendo contundentes frente a la derecha. La dinámica se repite desde la caída de Pedro Sánchez como secretario general, pero se ha recrudecido a raíz de que Patxi López y el exlíder se postularan para las primarias del próximo mayo. El PSOE está en pleno proceso electoral y los pasos de sus dirigentes se enmarcan en esa lógica.

También los de la gestora, que no acaba de afinar, como reconocen algunos de sus miembros, un modelo claro de relaciones con el Ejecutivo de Mariano Rajoy, elegido gracias a la traumática abstención socialista. La dirección interina llevaba un tiempo luciendo un perfil más de izquierdas, con proposiciones de ley sobrememoria histórica, justicia universal y plurilingüismo, y también más duro frente al PP, por ejemplo ante las sospechas de parcialidad que planean sobre el fiscal general del Estado, José Manuel Maza, en la persecución de presuntas corruptelas de dirigentes populares. Esta semana, en cambio, los socialistas han oficializado su pacto con los conservadores para repartirse cuatro plazas en el Tribunal Constitucional (TC), que ocuparán juristas propuestos por los dos partidos mayoritarios.

EL “REPARTO DE CROMOS”

Las críticas no se han hecho esperar desde los equipos de López y Sánchez. Sobre todo por parte de los colaboradores del segundo. Mientras el exlendakari muestra su perfil más proclive al entendimiento, buscando el contraste frente a la división que provocan dentro del PSOE el exsecretario general y Susana Díaz(cuya candidatura, que tiene un halo oficialista, se da por supuesto que será anunciada en breve), Sánchez es mucho más beligerante frente a la gestora. “El pacto es tremendo, responsabilidad de la gestora actual del PSOE y del PP. Esta imagen de reparto de cromos no ayuda a la despolitización de la política”, señaló Margarita Robles, exmagistrada del Supremo, que en las últimas generales ocupó el segundo puesto en las listas por Madrid, detrás de Sánchez, y ahora es la responsable de coordinar el proyecto del exlíder en materia de “nuevos derechos, libertades, igualdad y reforma constitucional”.

Mientras la dirección del PSOE perfila la ponencia que dará a luz a su nuevo proyecto político en el congreso de julio, los candidatos a liderar el partido llevan a cabo una tarea similar dentro de sus propios equipos. No existe sintonía entre los tres esfuerzos. Hay pocos colaboradores de López entre quienes desarrollan la ponencia oficial y ninguno de Sánchez. Cualquier detalle provoca una tormenta. Por ejemplo, la no inclusión de la derogación de la reforma laboral en un reciente documento económico fue criticada por los dos candidatos, hasta que el portavoz de la gestora, Mario Jiménez, mano derecha de Díaz, se vio forzado a aclarar que el PSOE seguía apostando por anular la polémica medida del PP. Jiménez también aprovechó para recordar que Sánchez, en su fracasado pacto con Ciudadanos para llegar a la Moncloa, no incluyó esta derogación. Los argumentos son de ida y vuelta.