Los delegados del PSOE aragonés en el 36º congreso federal de los socialistas, que se inició ayer y termina mañana, negocian para tener una mayor presencia en el comité federal (el máximo órgano entre citas congresuales) una vez conseguido su objetivo de estar en la ejecutiva y en el consejo de barones . La reestructuración de dicho comité, y el hecho de que la limpieza de censos en el partido haya dejado en buena posición a los socialistas de la comunidad, los lleva a pensar que no tendrán problemas para lograrlo.

Los delegados de todas las federaciones territoriales pasaron buena parte de la jornada de ayer negociando puestos en los órganos de dirección, que se aprobarán mañana. Aunque parecía que José Luis Rodríguez Zapatero ya tenía casi atada la configuración de su nueva ejecutiva, de la que quiere sacar a casi todos los barones , que pasan al consejo territorial, la situación se tambaleó y surgieron nuevas demandas territoriales.

El PSOE de Aragón, sin embargo, dirigió sus esfuerzos hacia otro lado. Según fuentes socialistas, Marcelino Iglesias, presidente aragonés y secretario regional del partido, no va a dar batalla por seguir en la ejecutiva, una vez pactado con Madrid que la consejera de Educación de la DGA, Eva Almunia, ocupará su puesto en ese órgano. Iglesias se siente cómodo con la idea de estar en el consejo territorial, al que se quiere dotar de más poder.

Los delegados aragoneses tuvieron la vista puesta en el comité federal, que verá disminuir el número de miembros elegidos directamente por el congreso en beneficio de los que designarán después las federaciones regionales en sus procesos congresuales. Los socialistas de Aragón creen que podrán aumentar su presencia en ese comité, tanto porque habrá más cargos para elegir en los territorios, como por el aumento de peso político del PSOE aragonés tras una revisión de censos de la que ha salido bien parado.

PUGNAS INTERNAS Diversos barones territoriales del partido, de manera especial el líder de los socialistas vascos, Patxi López, y el de Castilla-La Mancha, José María Barrera, acogieron con gran malestar la posibilidad de que el primer secretario del PSC, José Montilla, siga formando parte de la ejecutiva federal, informó Josep Tordera.

En principio, Zapatero contaba para su ejecutiva con un único dirigente territorial, Manuel Chaves, presidente andaluz y del PSOE, y con sólo un ministro, el de Trabajo, Jesús Caldera, estrecho colaborador suyo. Este planteamiento había servido para frenar las reivindicaciones de los secretarios regionales que aspiraban a estar en la ejecutiva.

La noticia de la incorporación a ese órgano del presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, por voluntad de Zapatero, y la posibilidad de que Montilla acabe formando parte de la misma por las presiones del PSC, han encrespado los ánimos de los líderes regionales.

El malestar de los barones ha hecho que la decisión final sobre la presencia de Montilla en la ejecutiva se aplace hasta hoy. Ayer empezó el baile de contactos entre Zapatero y sus colaboradores con los representantes del PSC y de las demás federaciones. Dirigentes del PSE aseguraban que "si se abre la puerta, ha de ser para todos". Por el contrario, fuentes del PSOE andaluz coincidieron con los catalanes e hicieron saber a los colaboradores de Zapatero que el caso de Montilla no podía compararse con otros. El PSC seguía defendiendo que su primer secretario ha de estar en la ejecutiva.

La búsqueda de una salida al problema podría acabar con una solución salomónica, que no agrada al PSC: Zapatero podría pedir a Ibarra el sacrificio de renunciar a estar en la ejecutiva para intentar convencer a Montilla de que acepte quedarse en el consejo territorial.