Pedro Sánchez se prepara para una oposición del PP y Ciudadanos, pero sobre todo del primer partido, que según anticipan fuentes de la dirección socialista será «brutal». La primera prueba de esta forma de relacionarse con el nuevo Gobierno se plasmó justo después de que Sánchez anunciase su moción de censura a Mariano Rajoy, con el PP argumentando que era un «judas» dispuesto a llegar al poder pactando con los «independentistas» y «los herederos del terrorismo». Pero el PSOE da por hecho que habrá mucho más que retórica.

El partido de Rajoy puede poner las cosas muy difíciles a Sánchez, que quiere aprovechar su tiempo en el Ejecutivo, donde contempla estar al menos un año, para derogar las leyes más controvertidas del expresidente del Gobierno y aprobar iniciativas sociales. Por un lado, está el Senado, donde los conservadores contemplan usar su mayoría absoluta para aprobar enmiendas a los Presupuestos de este año, que el líder socialista se comprometió a respetar para atraer al PNV. Más problemática se presenta la composición de la Mesa de esta cámara, donde el PP y Ciudadanos tienen cinco de sus nueve miembros, una situación que se mantendrá pese al cambio de Gobierno.

BLOQUEO DE 15 LEYES

A lo largo de esta legislatura, la pinza entre ambos partidos en el órgano que gobierna el Congreso ha bloqueado más de 15 leyes de la oposición que habían salido adelante en el pleno. A través de la prórroga indefinida del trámite para plantear enmiendas, conservadores y naranjas han paralizado iniciativas como la reforma de la LOMCE, la subida del salario mínimo, la ley para recuperar la justicia universal y la derogación de la ley mordaza, entre otras.

Los socialistas temen que esta dinámica continúe durante el mandato de Sánchez, impidiendo que prosperen las medidas del nuevo presidente. Pero no hay unanimidad en el grupo parlamentario. Algunos diputados del PSOE confían en que Ana Pastor, la presidenta del Congreso, una de las figuras del PP más respetadas por los otros partidos, asuma la nueva situación y cambie de actitud. La mayoría cree que Pastor se comportará como le dicte la dirección del PP, que estos días utiliza expresiones como «látigo» y «sin piedad» para referirse a su estilo de oposición.

Por eso, explican en el entorno de Sánchez, será tan importante el portavoz parlamentario de los socialistas, encargado de la negociación con el resto de grupos. Se da casi por hecho que quien ocupa este puesto, Margarita Robles, lo dejará vacante y entrará en el Gobierno, probablemente como ministra de Justicia. Robles, que no tiene carnet del PSOE, será una de los independientes del Ejecutivo de Sánchez, donde también habrá paridad entre sexos.

El presidente no ha cerrado la composición de su Gobierno. Varios de los favoritos aseguran no haber recibido la llamada de Sánchez. Tendrá que decidir a quién de sus dos principales colaboradores integra en el Ejecutivo: a la vicesecretaria general, Adriana Lastra, o al secretario de organización, José Luis Ábalos, que también suena como portavoz en el Congreso. La lista de ministros se conocerá a mediados de semana. Antes, el BOE publicará su estructura. Sánchez quiere recuperar Igualdad y Cultura.