Los traspiés parlamentarios de las últimas semanas han hecho mella en el Gobierno y en el PSOE. Los socialistas reabrieron ayer el debate --aparcado tras la consecución de los acuerdos presupuestarios con ERC e IU-ICV-- sobre la conveniencia de reforzar la estabilidad parlamentaria del Ejecutivo mediante la búsqueda de alianzas más sólidas con sus socios. Las diferencias en las filas del PSOE presagian, pese a todo, que la discusión no ha hecho más que empezar.

Ni el Gobierno ni el PSOE desoyeron ayer el aldabonazo dado el jueves por el portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso. Joan Puigcercós remarcó, justo después de que el PP abandonase el hemiciclo para boicotear la reforma judicial, que "el PP no corresponderá con la misma lealtad que practicaron los socialistas en la oposición", por lo que animó al PSOE a "reflexionar sobre la nueva mayoría estable que puede producirse en la cámara".

LA OFERTA DEL PRESIDENTE Antes del verano, en vistas a la inminente negociación de los presupuestos, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, exploró con Puigcercós y con el coordinador general del Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, la posibilidad de estrechar la colaboración parlamentaria con ambos grupos.

Zapatero llegó a ofrecer a Puigcercós y Llamazares la firma de un pacto de estabilidad a revisar cada año en el marco de la negociación presupuestaria. Pero al final, para no ofrecer una imagen de subordinación --sobre todo a ERC--, el PSOE optó por pactar con ambos sólo las cuentas del Estado y los grandes ejes de la política socio-económica. Una decisión que da más autonomía al Ejecutivo y mucho más trabajo al Grupo Parlamentario Socialista.

Por eso Alfredo Pérez Rubalcaba, portavoz del PSOE en el Congreso, celebró ayer la oferta de Puigcercós, que juzgó "pertinente e interesante". Aunque precisó que a su juicio el Gobierno goza de "una estabilidad notable", Rubalcaba expresó su voluntad de "mejorar las relaciones con los partidos que apoyaron la investidura" de Zapatero, ERC e IU-ICV.

Pero la de Pérez Rubalcaba no es la opinión de todos los dirigentes socialistas. Algunos responsables de la Moncloa no creen oportuno sellar una alianza más estable con Esquerra, conscientes que el PP esgrimiría la condición independentista de este partido para desgastar electoralmente al PSOE. En esta misma línea, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega abogó ayer por seguir buscando "puntos de encuentro y acuerdo con todos los grupos", no sólo con Esquerra Republicana.

DESEO DE LA VICEPRESIDENTA La número dos del Gobierno también se declaró confiada en que la actual apuesta del PP por la crispación será "coyuntural", y que su presidente, Mariano Rajoy, no hará efectiva su amenaza de vetar la anunciada reforma de la Constitución.