Cuando terminó la reunión de dos horas en la Moncloa entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, el pasado martes, los colaboradores del presidente en funciones explicaron que de la investidura no se había hablado, o no mucho, pero que sí habían tratado a fondo la composición de la futura Mesa del Congreso. Los líderes del PSOE y de Podemos se mostraron de acuerdo: el organismo que regula la Cámara baja, el que controla sus tiempos y puede adelantar o bloquear las iniciativas, debe ser de mayoría progresista, para que no se repita lo que ocurrió en la pasada legislatura, cuando el PP y Ciudadanos aprovecharon su ventaja numérica para taponar multitud de proposiciones.

Queda muy poco para que se constituya el Congreso. Será el próximo 21 de mayo, cinco días antes de las elecciones municipales, autonómicas y europeas, y el probable pacto entre socialistas y morados prefigurará el siguiente acuerdo, aún más importante: la investidura de Sánchez.

Fuentes del PSOE señalan que todavía no han entrado en la negociación de los nombres con Podemos, algo de lo que se encargarán sus respectivas portavoces parlamentarias, Adriana Lastra e Irene Montero, pero que su esquema pasa porque la presidencia de la Cámara baja recaiga sobre un diputado socialista y que en la Mesa solo tengan asiento los partidos más votados, sin presencia de nacionalistas e independentistas.

El órgano que gobierna el Congreso cuenta con nueve miembros. Según el plan de Sánchez y sus colaboradores, tres deberían ser del PSOE, como ganador de las generales, y después el PP, Ciudadanos y Unidas Podemos tendrían dos cada uno. De ser así, socialistas y morados sumarían cinco asientos, vacunándose contra lo que ocurrió en la pasada legislatura. Conservadores y naranjas, gracias a la colaboración del PNV y el PDECat, que se abstuvieron en una votación crucial, tenían entonces cinco puestos en la Mesa, que emplearon a fondo para ampliar el trámite de enmiendas a más de medio centenar de iniciativas que habían sido tomadas en consideración por el Pleno, impidiendo así su aprobación. Los socialistas llevaron al Tribunal Constitucional este bloqueo, pero leyes como la de eutanasia, nunca pudieron entrar en vigor, pese a que había una mayoría parlamentaria que las respaldaba.

TIEMPO Y DISCRECIÓN

Socialistas y morados no se bastan para dominar la Mesa. Necesitan también a los minoritarios, como el PNV y ERC, ya que por sí solos suman 165 diputados, por debajo de la mayoría absoluta. Sin embargo, fuentes de los nacionalistas vascos y de los republicanos, cuyos representantes en principio no formarían parte del organismo, señalan que aún no ha habido contacto con ellos.

"Son conversaciones que tienen que ser discretas", señaló Lastra este miércoles. Montero, tras resaltar que los morados no renuncian a la presidencia del Congreso, dijo algo similar en la Ser: "Vamos a darle tiempo". Tienen hasta el 21 de mayo.