Los barones socialistas se encuentran reunidos este domingo en Zaragoza para renovar, tras el sustituto de consulta catalana del pasado 9 de noviembre, su oferta de reforma constitucional. La iniciativa se pactó hace casi un año y medio en Granada, y desde entonces no ha sido concretada, algo que tampoco ocurrirá en esta ocasión. Las líneas generales de la propuesta territorial siguen siendo las mismas (transformación del Senado, blindaje de competencias autonómicas, reconocimiento de hechos diferenciales…) y el PSOE no quiere perfilarlas más por el momento porque esta, dicen en su dirección, no es una oferta “cerrada”. La reunión ha comenzado con los discursos del secretario general, Pedro Sánchez, y la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, quien ha señalado que la modificación de la Carta Magna se debe hacer “sin prisas”.

Díaz, la dirigente más poderosa del PSOE, quiere controlar, y de hecho controla, el mensaje territorial del partido. Tras la llegada de Sánchez al liderazgo, que ella misma propició, reclamó ser la presidenta del consejo de política federal, que es el órgano que reúne a los líderes territoriales. Contraria al llamado federalismo asimétrico, que liga con la “desigualdad”, la andaluza ha querido dejar claro que Cataluña no es el único motivo para abrir de nuevo la Constitución, y que la urgencia del conflicto actual no debe dejar de lado otras medidas por las que aboga el PSOE, como los avances en regeneración democrática y la protección de los derechos fundamentales.

“Hay muchas razones para reformar la Constitución, pero sin prisas, para que el problema urgente que tenemos en Cataluña no aborte el giro federal que queremos para todos los pueblos de España. No quiero dar más alas a otros que quieren otro Estado, como los secesionistas. A esto no tiene que dar salida nuestra Constitución”, ha señalado la presidenta de la Junta.

UNA "PROPUESTA DE CONCORDIA"

Sánchez, por su parte, ha centrado menos su intervención en las propuestas territoriales (también ha hablado de las políticas económicas del PP y de los escándalos de corrupción), pero ha explicado que los socialistas son los únicos que tienen una “propuesta de concordia” y que buscarán el “diálogo” con el resto de partidos, en especial con un PP que tiene mayoría absoluta, para demostrar que se “puede cambiar el sistema”.

Los dos dirigentes han dirigido sus críticas en el mismo sentido. Hacia el president, Artur Mas, por la “ruptura” que está provocando. Hacia el jefe del Ejecutivo, Mariano Rajoy, por su “inmovilismo” (el líder del PP dice no “ver” la reforma constitucional y emplaza al PSOE a que la concrete), que a juicio de Sánchez está haciendo “aumentar” el independentismo. Y hacia Podemos, que amenaza con acabar con la hegemonía del PSOE dentro de la izquierda. El nuevo partido celebró el sábado un acto en el que Pablo Iglesias se estrenó como secretario general prometiendo acabar con el “régimen” de la Transición y romper el “candado” de la Constitución. “No se puede tirar por la borda los años que han sido más beneficiosos de la historia de España”, ha dicho Díaz. El jefe de la oposición ha subrayado la importancia de “reconocer los importantes logros que hemos conseguido en estos 36 años”.

En principio, el encuentro del comité federal de este domingo, en el que también participa el líder del PSC, Miquel Iceta, acabará al mediodía con la aprobación de una declaración política en la que los socialistas renovarán, sin delimitarla, su propuesta de cambio constitucional en un sentido federal.