Las elecciones de este domingo tenían consecuencias que iban más allá de Cataluña. En especial, sobre la legislatura española. La posibilidad, que parecía cada vez más cercana conforme se acercaba la cita con las urnas, de que ERC quedase por detrás de JxCat ponía los pelos de punta al PSOE, que veían peligrar la estabilidad parlamentaria de su coalición con Podemos, donde los republicanos han tenido un papel central, desde su abstención en la investidura de Pedro Sánchez hasta su apoyo a los Presupuestos. Pero los resultados confirmaron las mejores expectativas de los socialistas, que en realidad, más allá del discurso oficial, nunca creyeron que no se fuese a repetir la mayoría independentista en el Parlament.

Si bien por muy poco, apenas un escaño, ERC quedó por delante de JxCat, algo que tranquiliza al PSOE, donde se anticipa que los republicanos continuarán en el Congreso de los Diputados con su actitud pragmática. Y sobre todo, el PSC, encabezado por Salvador Illa, que en el último momento sustituyó a Miquel Iceta tras una arriesgada operación, fue el partido más votado y quedó empatado en escaños, algo que ni siquiera logró Pasqual Maragall en su día. El exministro de Sanidad anunció que se presentaría a la investidura. Pero los socialistas reconocen que es casi imposible que acabe siendo president de la Generalitat.

En el PSOE anticipan que habrá pacto entre las fuerzas independentistas, pero con ERC por delante de los posconvergentes. Y eso, continúan en el partido de Sánchez, rebajará el riesgo de nuevas iniciativas unilaterales y al mismo tiempo también la tentación de los republicanos de renegar de sus acuerdos con el Gobierno central, al ver que su apuesta por esta estrategia pactista se ha visto recompensada en las urnas.

El socialismo ha ganado las elecciones. Una fantástica noticia para hacer posible el cambio y el reencuentro por el que tanto ha trabajado el PSC. Gracias, Salvador Illa, por devolvernos la ilusión de conseguir un futuro mejor para Cataluña y para España, escribió Sánchez en Twitter tras conocerse los resultados. Minutos después, desde la sede del PSOE en Madrid, el secretario de Organización y ministro de Transportes, José Luis Ábalos, señaló que la gran derrotada en estos comicios era la derecha: tanto la de ámbito estatal, en referencia al PP y su descalabro, como la independentista, en alusión a JxCat y su tercer lugar.

Efectos sobre Iglesias y Casado

Hay más derivadas en clave estatal que también le han salido bien a Sánchez. Podemos, su socio de coalición, había basado esta campaña en recuperar el discurso antisistema y las críticas al PSOE. El líder morado y vicepresidente segundo del Gobierno, Pablo Iglesias, comparó a Carles Puigdemont con los exiliados republicanos de la Guerra Civil y sostuvo que en España no había normalidad democrática. Mientras tanto, su partido no ahorraba críticas a las decisiones de la Moncloa, ya fuera por la llamada ley trans?, la regulación de los alquileres o el precio de la luz. Si En Comú Podem, la marca de Podemos en Cataluña, hubiera mejorado sus resultados o se hubiera hundido, es probable que los morados continuaran con esta actitud, pero los 'comuns' se quedaron igual que estaban: ocho escaños.

Y por último, el PP. Al quedar los populares en octavo lugar, muy por detrás de Vox, la tesis de Pablo Casado de que su partido representa la alternativa al PSOE pierde muchísima fuerza. A Sánchez, en resumen, casi todo le salió bien este domingo.