Décadas en la cárcel» o «años en el exilio». Este es el futuro que divisa Carles Puigdemont. El expresidente de la Generalitat catalana, en libertad bajo fianza en Alemania, lo reconoció ayer en una entrevista en la revista británica The Times Magazine. «La opción más realista es no tener un plan para el futuro. En el peor caso, seré extraditado a España. Eso significa que mi futuro estará claro: décadas en la cárcel. Si no, probablemente pasaré muchos años en el exilio», relató.

Puigdemont recalcó que no es un huido de la justicia. «No soy un fugitivo. No estoy viviendo una vida clandestina. Soy un presidente. Tengo que reunirme con gente, actuar, no vivir en la oscuridad». Aunque indicó que no quiere «hacer ninguna concesión a la tristeza», reconoció que le duele tener que estar lejos de Magalí y María, sus hijas de 8 y 10 años. «No poder besar a mis hijas cada noche, explicarles cuentos... Es imposible acostumbrarse a esta situación. Están asustadas. Lo puedo ver en sus ojos».

El expresident debe decidir antes del jueves si permite la formación de un Ejecutivo en Cataluña. Ayer mismo Oriol Junqueras insistía en la necesidad imperiosa de poner final al 155. «Ningún buen republicano entregaría sus herramientas de gobierno a los enemigos de la República». JxCat descarta forzar a la Mesa del Parlament a desobedecer para investir a su líder, por lo que Puigdemont tendrá que decidir durante este puente entre elecciones o activar el plan D para el Govern. Un asunto peliagudo y en el que ayer volvieron a aflorar las tensiones entre la dirección del PDECat y los afines al expresident, capitaneados por una Elsa Artadi que se dio de baja del PDECat antes de los comicios del 21-D y cuyo nombre sigue en todas las quinielas a la presidencia.

LA CHISPA

La chispa la hizo saltar esta vez Maria Senserrich. En una entrevista a la ACN, la portavoz del PDCat reivindicó el papel de su partido en la elección del nuevo (o nueva) presidenciable. «Los 34 diputados de Jxcat deben estar de acuerdo, vale lo mismo el voto del número seis que el que iba de 20 en la lista, se tienen que escuchar todas las voces sin discriminar a nadie».

Marta Madrenas, alcaldesa de Gerona y diputada de JxCat, fue de las primeras en reprender a Senserrich. «Si debe haber un candidato debe ser Puigdemont o lo que diga Puigdemont. Y naturalmente tendrá todo el apoyo de todo el grupo parlamentario de Junts per Catalunya. Salvo, claro, que se quiera ir a elecciones...». Rápidamente la secundaron otros parlamentarios, como Gemma Geis, Isabel Ferrer o el vicepresidente primero de la Mesa, Josep Costa. Uno de los más beligerantes fue Miquel Buch, expresidente de la Asociación Catalana de Municipios (ACM) y exalcalde de Premiá de Mar. «Pues yo NO me siento representado por la dirección de un partido que la misma semana que exige un Govern al president la amenace con quien debe ser el candidato».

La dirección del PDCat tuvo que salir a apagar el fuego y cortar la polémica de raíz. «Todo el mundo que conoce la dirección del PDCat sabe que ni amenaza ni impone. Somos más de escuchar mucho y consensuar», tuiteó David Bonvehí, coordinador general del PDCat, mientras que Neus Munté, presidenta del partido, sentenció: «[Puigdemont] tiene toda mi confianza y apoyo en sus decisiones. No nos agobiemos, confiemos en él».