El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont exigió diálogo político y la libertad de sus compañeros encarcelados en España tras salir ayer tarde de la prisión de Neumünster (Alemania). En una breve declatración efectuada a la puerta de la cárcel alemana, Puigdemont tachó de «vergüenza para Europa» que haya «presos políticos». Y a renglón seguido emplazó al Gobierno central a entrar en la senda del diálogo político. «Es hora de hacer política. No hay excusas», sentenció.

Puigdemont fue puesto en libertad bajo fianza de 75.000 euros después de que el jueves la Audiencia de Schleswig-Holstein decidiese no entregarle a España por el delito de rebelión que le imputa el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena. La justicia alemana rechazó ese cargo al no apreciar violencia en los hechos que se le atribuyen. Ahora estudia su extradición por el delito de malversación de caudales públicos y mientras lo hace Puigdemont deberá permanecer en Alemania.

El líder independentista, que tras abandonar la prisión se desplazó a Berlín, sostuvo que su lucha «es por la democracia» y afirmó que el conflicto catalán no es un asunto interno de España, sino que concierne a todos los ciudadanos europeos.

El expresident consideró que ahora más que nunca el diálogo político con el Gobierno central es inaplazable. Insistió en que los independentistas «siempre lo han ofrecido pero solo han recibo una respuesta represiva».

Puigdemont se reunió ayer mismo en Berlín con los diputados de su grupo parlamentario, JxCat, que se desplazaron a Alemania. En el encuentro abordaron el bloqueo político catalán.

La decisión de la justicia alemana de dejar en libertad a Puigdemont y rechazar su entrega rebelión ha sido un bofetón a la estrategia del Gobierno de Mariano Rajoy, además de a la instrucción del juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena.

Fuentes del PP confirmaron el malestar que cunde en el Ejecutivo y opinaron que la decisión de la Audiencia de Schleswig-Holstein puede poner en entredicho la naturaleza y el sentido de la UE, dando más argumentos a los populistas y los euroescépticos que abanderan precisamente ese discurso contra la Unión.

Las mismas fuentes pusieron en cuestión que el tribunal alemán hubiera actuado igual en caso de que este hecho afectara a Francia. A su entender, en Alemania aún hay quien sigue viendo España como «ese pueblo al que van a veranear en vacaciones».

«MALA NOTICIA PARA TODOS»

Oficialmente, el Ejecutivo ha expresado su respeto a las decisión judicial y su convicción de que la justicia española tomará las medidas más adecuadas para «defender la ley». El portavoz del Gobierno, Iñigo Méndez de Vigo, subrayó que el procedimiento abierto en Alemania contra Puigdemont aún no ha terminado y que hasta entonces no se podrá determinar cómo acaba. Y la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, apuntó: «Que Cataluña sea noticia en Europa es una mala noticia para Cataluña y todos los españoles».

El líder del PSOE, Pedro Sánchez, afirmó que la decisión de la justicia alemana demuestra «las limitaciones» de hacer frente al desafío independentista desde «una estrategia meramente judicial».

Por su parte, el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, reafirmó que el conflicto catalán requiere una solución política y no judicial, e ironizó dando «la bienvenida» a Sánchez, «al sentido común».