La legislatura catalana continúa en el alambre 80 días después de las elecciones que brindaron al independentismo una segunda oportunidad. Los dos intentos en balde de forzar sendas investiduras inviables por la presión judicial y el fracaso de la entente entre las tres fuerzas que sostienen el procés han devuelto la amenaza de nuevos comicios a las arenas movedizas de la política catalana. Junts per Catalunya ya no le hace ascos a esta opción y ERC no oculta su resignación, pero los nervios crecen dentro y fuera del soberanismo ante la hipótesis de un escenario que prolongue prácticamente hasta mitad de año la intervención de la Generalitat.

Quien menos nervioso parece con una eventual repetición electoral es Carles Puigdemont. Todavía desde Bélgica, el expresident está moviendo todos los hilos de su conglomerado político para dejarlo listo para concurrir a las urnas. Tras declarar el viernes que unos nuevos comicios no serían una «tragedia», el líder de JxCat proclayó ayer --vía streaming en una reunión con diputados del PDECat en Villafranca del Penedés-- que está «construyendo un movimiento político», lo que da a entender que sus intenciones pasan por rebasar las siglas que llevan los posconvergentes y crear una plataforma que gire en torno a la más nueva denominación de Junts per Catalunya.

¿NUEVO PARTIDO? / De hecho, Puigdemont subrayó que «JxCat no es solo un grupo parlamentario ni una candidatura electoral», por lo que pidió «unidad y generosidad» para articular pronto ese movimiento. El llamamiento ha sido interpretado dentro de JxCat de maneras contradictorias. Mientras fuentes de la dirección puntualizaban que no se trataría de un «nuevo partido», sino de un espacio político «transversal», miembros del entorno de Puigdemont jaleaban en Twitter el advenimiento de un «nuevo partido». Dirigentes del PDECat, precisamente, ya se han planteado en diferentes cónclaves la posibilidad de concurrir a las próximas elecciones municipales bajo el nombre de Junts per... más el nombre de la población.

Pero los planes que tiene en mente Puigdemont son para unas autonómicas y generan importantes recelos en el partido de Marta Pascal, como se puso de relieve en una reunión que representantes de JxCat y del PDECat mantuvieron el miércoles pasado en el Palau de la Generalitat. Según fuentes conocedoras del encuentro, en la cita JxCat planteó abiertamente al PDECat qué papel querría jugar en caso de otras elecciones. La marca de Puigdemont juega esta vez con una ventaja que no tenía antes de los comicios del 21-D: entonces necesitaba al PDECat porque el partido heredero de CDC llevaba aparejadas las subvenciones y los espacios electorales. Ahora, en cambio, es Junts per Catalunya la que dispone de esa baza.

LAS ESTRATEGIAS / En cualquier caso, unos y otros son conscientes de que se necesitan. El PDECat dispone de infraestructura de partido y arraigo territorial, mientras que JxCat es ahora la marca de moda. Eso no impide que algunos sectores del PDECat interpreten la estrategia de Puigdemont y sus fieles como un ajuste de cuentas con los actuales responsables del partido, los más temerosos de arriesgarse a repetir los comicios tras haber perdido el bloque independentista dos escaños en los del 21-D. La única salida para evitar las elecciones sería que JxCat se aviniera a cambiar por segunda vez de candidato.

Las miradas están puestas en Jordi Turull, pero de momento el exconsejero se resiste. Y postular a un aspirante sin cuentas pendientes con la justicia tampoco garantizaría el aval de la CUP, que ya ha dejado claro que todo lo que no sea desobedecer al Estado supone una claudicación ante el azote del artículo 155.

Por el momento, el presidente del Parlament, Roger Torrent, pospuso el pleno de investidura de Jordi Sànchez con el pretexto del recurso que el candidato preso ha interpuesto ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) de Estrasburgo.

Más allá de que los tempos de este recurso son inciertos --la defensa de Sànchez lo presentará mañana--, una resolución favorable al posconvergente es bastante poco previsible si se tiene en cuenta que el exlíder de la ANC aún no ha agotado los recursos a las vías judiciales españolas, y que el TEDH solo aplica medidas cautelares en 48 horas en casos muy excepcionales. Pero aunque el TEDH le diese la razón, la CUP ya ha dejado claro que no piensa cambiar esa abstención.