En la siempre recurrente mitología griega, la Hidra de Lerna era un animal policéfalo que poseía la capacidad de generar dos cabezas por cada una que perdía. Más o menos lo que se debe de pensar en la Moncloa del independentismo catalán. Sin ir más allá en la cronología del ‘procés’, Mariano Rajoy quiso aplicar, en octubre, el artículo 155 y convocar elecciones para que, entre el cese y el paso a la retaguardia de la cárcel, el enemigo número uno de la unidad patria, Carles Puigdemont, quedara en fuera de juego. “Hemos descabezado el independentismo” clamó la vicepresidenta Soraya Saénz de Santamaría, en la campaña del 21-D. Pues cual Hidra de Lerna, y como se ha visto este martes en Berlín, el secesionismo cuenta ahora con dos cabezas. Uno intramuros, Joaquim Torra, y el otro, de momento, extramuros, el propio Puigdemont. Y uno de ellos, por no decir ambos, exigieron a Rajoy que pusiera fecha y hora para levantar el 155 y el control de las finanzas.

Puigdemont y Torra explicaron el reparto de papeles en un hotel berlinés, bajo una pésima iluminación. Quedó claro que el ‘primus inter pares’ es el ‘expresident’ y no el 'president' electo Torra. Verbigracia, fue el ex el que matizó, reinterpretó y desminitió la información salida de una entrevista suya a ‘La Stampa’ en la que daba una esperanza de vida a la legislatura de cinco meses. Puigdemont dijo que de cinco meses, nada. Que la intención era hacer un “Govern fuerte”, agotar la legislatura y que deseaba que ello ocurriera porque indicaría que la relación entre Catalunya y España se habría encauzado por los lindes "de la democracia". A su lado, el que tiene la potestad de convocar elecciones, Torra, observaba atento.

Puigdemont reparte juego

“Todo lo que tenga relación con el Govern será competencia de Torra”, explicó Puigdemont repartiendo juego en todo momento. El electo añadió entonces que estaba en Berlín "para rendir homenaje al presidente legítimo” y que él sería “el auxiliar". Torra detalló entonces que la misma regla de tres que hace que Puigdemont sea el legítimo ‘president’ le empuja a restablecer a todo el Govern cesado del 155.

Pero ERC se ha desmarcado. Así, el exvicepresidente Oriol Junqueras así como los 'exconsellers' Raül Romeva, Carles Mundó, Meritxell Serret y Dolors Bassa, han decidido no aceptar el ofrecimiento a ser restituidos. Según fuentes del partido republicano, los cinco 'consellers' han sido ya consultados y han trasladado a Torra su decisión de "ayudar y aportar al nuevo 'conseller' desde fuera". ¿Y Comín? “Veremos..” apuntó la misma voz republicana. Y es que el ‘exconseller’ de Salut no disfruta, ahora mismo, de sus mejores relaciones con el partido que le aupó al cargo.

La misma fórmula

Torra se ha mostrado conciliador y siempre solícito con Puigdemont. Por ejemplo al afirmar que empleará la misma fórmula que usara el gerundense para tomar posesión del cargo. Esto es, prometer sin acatar la Constitución. El 'president' auxiliar ha asegurado que contactará por carta con Mariano Rajoy para abrir un período de "desescalada" y diálogo con el Estado. "Ponga día y hora", ha reclamado al presidente del Gobierno, con la exigencia de que se levante el 155 y el control desde el Estado de las finanzas de la Generalitat.

Y es que, más o menos aceptado por todos que el 155 tiene los días contados, la batalla se centra ahora en el control de las finanzas catalanas, iniciada el 20 de septiembre, día en que la Guardia Civil entró en la ‘conselleria’ para hallar indicios de malversación con relación con el 1-O. Las noticias frescas provinentes de Madrid que indicaban que Rajoy y el líder del PSOE, Pedro Sánchez, habían acordado no devolver la llave de la caja a Torra ha indignado a la delegación catalana. “Los que hoy se han reunido representan apenas 21 diputados de 135 del Parlament” ha recordado Puigdemont. El 15%. “Ya empiezan a marcarle el terreno “ a Torra, ha sentenciado el ‘expresident’.

Pero justo es decir que Torra también saca su propio perfil. En una entrevista a Catalunya Ràdio, el ‘president’ electo ha considerado que el pasado 10 de octubre, cuando Carles Puigdemont declaró la independencia pero 56 segundos más tarde la dejó en suspenso, debería de haberse sostenido el pulso. Es decir, "proclamar la independencia y defenderla" y que ningún dirigente político -en alusión al propio Puigdemont y a los 'exconsellers' Toni Comín, Clara Ponsatí, Meritxell Serret y Lluís Puig- se marchase del país. "Se perdió una gran oportunidad", ha lamentado. Leído esto, es lógico pensar que en Moncloa puedan estar con la mosca tras la oreja con respecto a la nueva cabeza de la ‘hidra’. Básicamente porque aun no han hallado un Hércules que la venza.