Mariano Rajoy mantendrá hoy un almuerzo de trabajo con Emmanuel Macron en el palacio del Elíseo. Los asesores del presidente español se han movido con rapidez para reunirse con el político de moda. Siempre es curioso ver las esperanzas que cíclicamente despiertan algunos dirigentes entre sus colegas. Y en el caso de Rajoy con Macron, todavía más, ya que en algunas cuestiones ambos son antitéticos y con caracteres y maneras de hacer totalmente diferentes.

Empecemos con las coincidencias: a ninguno de los dos le gusta demasiado la prensa y los dos han logrado desmentir los pronósticos. En el caso de Rajoy se ha impuesto a cualquier previsión tras ser publicados sus SMS a Bárcenas o conocer los numerosos escándalos que acechan al PP. Y Macron, que dejó a los socialistas y fundó el partido de centro La República en Marcha, ha frenado a los analistas que le consideraban una simple burbuja mediática y que ahora ven cómo amenaza con acabar con el sistema bipartidista de los últimos 50 años.

Porque Rajoy habrá querido ir de los primeros al Elíseo, pero comparar su gestión, en la oposición y en el Gobierno, con la que se plantea llevar a cabo Macron los aleja en algunas áreas. Una las principales medidas que este quiere impulsar es la ley de moralización de la vida pública. La norma prohibirá a los parlamentarios contratar a familiares como asistentes (en España no está vetado por ley). Además, Francia establecerá una pena específica para los condenados por corrupción, fraude fiscal, tráfico de influencias o desvío de fondos públicos, que no podrán optar a un cargo público en diez años.

Fuentes diplomáticas españolas aseguran que la prisa para reunirse con Macron no responde a un interés personal sino de país. «A España le interesa llevarse bien con Francia», explica uno de los asesores de Moncloa.