Se están repartiendo cartas en la Unión Europea y España quiere garantizarse estar en la partida. Una vez pasado el debate del estado de la nación, el próximo objetivo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, es garantizarse un lugar destacado en la Comisión y otras instituciones como el Eurogrupo después de haber perdido un puesto clave en el Banco Central Europeo (BCE).

La negociación sobre estos centros de poder lleva abierta semanas y varios miembros del Ejecutivo de Rajoy están ocupándose de dejar claro a sus homólogos europeos que España aspira a un buen pedazo de esa tarta, lo que, según las fuentes consultadas, debería traducirse en una comisaría de carácter económico con vicepresidencia incluida (como la que ahora ostenta el socialista Joaquín Almunia) y, además, la presidencia del Eurogrupo. Esa u otra fórmula que conlleve un peso similar en la Unión Europea.

Si Rajoy obtuviera garantías de que logrará sus objetivos cuando llegue la hora de los nombramientos oficiales, sería el ahora ministro de Agricultura, Miguel Arias Cañete, quien tendría más posibilidades de encabezar la candidatura popular para las europeas, habida cuenta de que líderes del PP europeo (PPE), como la alemana Angela Merkel, ya han manifestado públicamente su preferencia por que los futuros comisarios sean también europarlamentarios, requisito que formalmente no es obligatorio.

Así, Rajoy aguarda a que esa negociación de sillas en instituciones europeas esté algo más avanzada para mover ficha sobre su candidato a la UE. «Aún no lo he pensado», dijo ayer el presidente en los pasillos del Congreso, cuando le preguntaron si ya tenía un nombre en la cabeza. Está ganando tiempo.

«A POR TODAS» / El pasado lunes, el titular de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, admitió que «es verdad» que España ha perdido peso en el BCE como «es verdad» que en estos momentos existe un reparto en Europa en el que el Gobierno «debe ir a por todas». Ayer, en Valencia, el mismo ministro defendió la creación de un Gobierno económico europeo capaz de controlar a los Estados. La suma de todas sus afirmaciones da cuenta de cuál es la tesis negociadora que España está usando en la UE, que, de tener buen final, supondría un espaldarazo para Rajoy y sus reformas.

Por el contrario, si España no consiguiera las ambiciosas metas que se ha planteado, quedaría en duda el discurso del presidente sobre el reconocimiento que la Administración española ha vuelto a ganar en Europa en los últimos meses.

El primer termómetro para medir la viabilidad de las aspiraciones españolas podría ser el congreso que los populares europeos celebrarán la próxima semana en Dublín, donde, el día 6, habrá una cena de primeros ministros conservadores que abordarán, en primer lugar, quién será su candidato a presidir la UE.

En principio, los candidatos reconocidos a ocupar ese puesto son el luxemburgués Jean-Claude Juncker, el francés Michel Barnier y el letón Valdis Dombrovskis. No obstante, las fuentes consultadas dan por hecho que esa reunión servirá además para afrontar los equilibrios de poder en Europa en su conjunto.

EL FUTURO DE GUINDOS / Uno de los asuntos que el Ejecutivo español está interesado en tratar es el relevo en la presidencia del Eurogrupo a medio plazo. Mucho se ha especulado con la posibilidad de que el actual ministro de Economía, Luis de Guindos, opte al cargo en unos meses en sustitución del holandés Jeroen

Dijsselbloem . Fuentes gubernamentales indican que si De Guindos da ese paso (y siempre que Rajoy le diera su beneplácito para hacerlo), sería para aceptar esa responsabilidad a «tiempo completo», lo que necesariamente implicaría un cambio en el Consejo de Ministros. ¿Podría ser esa la oportunidad del presidente para atender a las demandas que, desde su propio entorno, le han llegado para que remodele su organigrama e impulse una vicepresidencia económica? El tiempo, ese que Rajoy maneja con un estilo tan personal, lo dirá.

De cualquier forma, tendrá que resolver en breve la incógnita de si promueve en estos días una primera crisis -o minicrisis- de Gobierno para sustituir a Miguel Arias Cañete en Agricultura, en caso de que sea el elegido para liderar la candidatura. «Sabremos quién es el candidato alrededor del congreso de Dublín o un poco después», sentenció el pasado lunes la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal. Aprovechando que aún no se ha tomado una decisión definitiva, siguen sonando otros nombres, como Esteban González Pons y Javier Arenas. A los populares les interesa mantener el misterio hasta el límite para presentar las listas. Al menos, eso dicen.