Como en los tiempos legendarios del ‘ara no toca’. Mariano Rajoy hace suya la máxima del ‘expresident’ Jordi Pujol para exigir a la oposición que abandone la ofensiva con la que trata de acorralarle por los casos de corrupción en el PP y que apoye al Ejecutivo en los retos verdaderamente sustanciales. A saber: la lucha contra el terrorismo y el 1-O.

El presidente del Gobierno salió indemne de su comparecencia en el Congreso este miércoles. Estaba llamado para dar explicaciones sobre la caja b del PP, pero lejos de aportar luz sobre el ‘caso Gürtel’, utilizó la tribuna para azotar a una oposición a la que acusa de irresponsable y a la que mostró su desprecio.

Desde la soberbia dialéctica y con el viento a favor por un formato de pleno que le permitió un tono mitinero, Rajoy advirtió que no dimitirá. Anunció a los grupos que solo conseguirán expulsarle de la Moncloa con una moción de censura.

Se paseó con ironía sobre el intento fracasado de Pablo Iglesias en junio, sabedor de que la izquierda tiene fuerza para arrastrarle a dar cuentas sobre la corrupción, pero carece de consenso para presentar una nueva moción. Pareció incordiado, como si perdiese el tiempo en un debate estéril cuando debería ocuparse de asuntos capitales, pero desde luego, ni acorralado, ni temeroso.

“Mi obligación es gobernar y no voy a abdicar de ella”, proclamó, tras jactarse de que “la suma de minorías [parlamentarias] no sirve para enmendar a los españoles en las urnas”.

ABSUELTO EN LAS URNAS

Una vez más dio a entender que los ciudadanos ya le absolvieron en las elecciones y que, salvo una moción de censura, seguirá gobernando hasta los próximos comicios.

Se aferró al contexto como paraguas contra la corrupción. Dibujó un horizonte teñido de amenazas que requieren, a su juicio, que la oposición le apoye en lugar de hurgar en “hechos” (no pronunció la palabra 'Gürtel') “de hace veinte años”.

El presidente reclamó que la máxima prioridad sea combatir la amenaza terrorista y preservar la unidad democrática. Para ello, pidió a la oposición fortalecer el Pacto Antiterrorista (Unidos Podemos y los nacionalistas no lo han firmado) y se comprometió a actuar con firmeza frente a la “provocación” de la Generalitat.

El Gobierno pedirá al TC la ejecución de sentencias contra el 'procés' para acelerar la suspensión

Encuadró el 1-O como “el proyecto autocrático liderado por los radicales” que “solo traería enfrentamiento, pérdida de libertad y de bienestar”. La vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, reforzó esta idea en los pasillos del Congreso al acusar a la Generalitat de haber perdido “todo tipo de vergüenza democrática”. Añadió que el Gobierno está listo para responder y para que la suspensión llegue de forma más rápida se pedirá al Tribunal Constitucional la ejecución de sentencias previas contra el 'procés'.

El PSOE y los nacionalistas se rebelaron contra la actitud del ‘ara no toca’ hablar de corrupción para poner en el disparadero a Cataluña.

ATAQUE AL PSOE, NINGUNEO A IGLEAS

La portavoz socialista, Margarita Robles, le pidió su dimisión por la responsabilidad política de la corrupción en el PP, pero le exigió que separara los ámbitos, porque su partido ha comprometido apoyar al Gobierno tanto ante el 1-O como en la lucha contra el yihadismo. “Dimita por dignidad”, reclamó.

Rajoy le respondió con una virulencia solo comprensible desde la intención de desprestigiarla como cara visible del PSOE en el Parlamento, puesto que Pedro Sánchez carece de escaño. El líder del PP prácticamente ignoró a Iglesias, ya descabalgado en las encuestas, y se cebó contra Robles. Trató de equiparar Rajoy su declaración por Gürtel ante la Audiencia Nacional con el testimonio que la portavoz socialista prestó ante el caso Lasa y Zabala.

Robles le respondió que su presencia ante los tribunales permitió entonces que se condenara a los culpable y que nada tiene que ver con la corrupción que se juzga en el PP. “No le voy a aceptar que me dé ninguna lección en defensa de los derechos y libertades, ni que le dé lecciones al PSOE en su compromiso en la lucha antiterrorista”, le advirtió.

DESCONEXIÓN POR DESAPEGO

Los grupos catalanes recogieron el guante de Rajoy para hablar de Catalunya y vincularon la corrupción en el PP al deseo soberanista de independizarse. “¿Por qué cree que queremos fundar una república? Porque estamos hartos de la corrupción”, alegó el republicano Joan Tardà, en una réplica intensa que elevó el ruido en los escaños al llegar a preguntar a Rajoy si cree que los catalanes "son imbéciles". El portavoz del PDECat, Carles Campuzano, señaló a Rajoy que el “tancredismo no sirve para abordar retos”.

Ni Podemos ni Ciudadanos entraron en el debate catalán. Iglesias, que no ha hablado del referéndum desde su cena con el ‘vicepresident’, Oriol Junqueras, se ciñó a los escándalos de financiación del PP y señaló a Rajoy como el “máximo responsable político de la corrupción en España”.

Albert Rivera anunció que el lunes presentará la ley de limitación de mandatos para que los presidentes solo puedan gobernar un máximo de ocho años y afeó su escasa voluntad de sacar adelante las medidas de regeneración democrática que suscribieron en el pacto de investidura.

IS GÜRTEL COMING?

Rajoy no alteró su ritmo. Sugirió que la corrupción no pasa factura electoral al PP y dejó en manos de la oposición seguir haciendo ruido con un tema que, cree, es molesto pero no le desgasta.

Mientras él hablaba Unidos Podemos ponía a circular en redes sociales su campaña “Gürtel is coming”, en un guiño al lema “Winter is coming”, de Juego de Tronos. Si la corrupción se convierte o no en ese invierno adverso para el Gobierno está por ver. Pero, por el momento, Rajoy superó el pleno sin que entrase una ráfaga de frío.