Mariano Rajoy hablará hoy ante los principales dirigentes de su partido y a los barones regionales y les dirá qué tipo de oposición quiere hacer a partir de ahora, cuando han abandonado de manera inesperada el Gobierno. En el acto, en la sede de Génova, el presidente del PP podrá revelar si tiene intención de seguir al frente de los populares y pilotar la transición hacia un congreso extraordinario para renovar la cúpula del partido. Varios dirigentes reclaman que ese cónclave se celebre como tarde en otoño.

El político gallego debe empezar a dar pistas de cómo quiere reconstruir un partido que en estos momentos, tras la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa, está emocionalmente destrozado. Además deberá aclarar pronto qué encaje le va a dar a personas clave para él en la última década como Soraya Sáenz de Santamaría, que ahora es solo diputada rasa.

La hoja de ruta de Rajoy debe incluir también hasta qué punto quiere dificultar la vida al nuevo presidente del Gobierno, que deberá bregar con una Mesa del Congreso que no controla (presidida por la conservadora Ana Pastor) y con una mayoría absoluta de los populares en el Senado. En la Cámara alta es donde se va a escenificar ese pulso.

PRESUPUESTOS ENMENDADOS / El PP ratificó ayer que su partido introducirá en el Senado enmiendas a sus propios Presupuestos Generales, los que el presidente socialista se comprometió a mantener ante el PNV para lograr el apoyo de sus cinco diputados. El regate de los populares llega tras la «traición» de los vascos, afirmó Rafael Hernando, portavoz de los conservadores.

Hernando aclaró que los retoques no afectarán a la principal medida consensuada entre el PNV y el PP, la subida generalizada de las pensiones. Pero a partir de ahí avisó de que ahora tienen las «manos libres» para «mejorar» las cuentas. Fuentes conservadoras apuntaron que es probable que afecten a 70 millones dedicados a proyectos de inversiones que debería ejecutar el Ejecutivo vasco, pero que había conseguido incluir en las partidas para que las asumiera el Estado.

Para tener tiempo para preparar las enmiendas, el PP, que tiene mayoría absoluta en el Senado, pidió la ampliación del plazo, que concluía ayer, cinco días más. Pero, además, para retratar al PSOE, solicitó aplazar el debate de los vetos, que empezaba hoy, a la semana próxima, para que así el nuevo ministro de Hacienda pueda estrenarse defendiendo unas Cuentas que los socialistas no comparten, pero que se comprometieron a respetar.

Una vez concluido el trámite en el Senado, los Presupuestos volverán al Congreso, donde la misma mayoría que aupó al presidente podría volver a modificar el texto, para dejar el pactado entre Rajoy y el PNV. Además, en ese momento, para tumbar las enmiendas introducidas solo se requiere mayoría simple.

El portavoz del PNV, Aitor Esteban, no dudó en calificar la decisión conservadora de «venganza que no lleva a ninguna parte». Rajoy puede aclarar la posición en la reunión del PP, sobre todo porque durante la moción, cuando ya se sabía que la ganaría el PSOE, fuentes del grupo parlamentario popular señalaron que no se planteaban modificar los Presupuestos porque el PP siempre hace «política a lo grande».