El presidente del Gobierno llegó ayer de Australia con una fecha definitiva bajo el brazo para, según sus propias palabras, ir a «explicarse mejor» de lo que ha hecho hasta ahora ante los catalanes: será el 29 de noviembre en un acto de partido que se celebrará en Barcelona. Mientras llega esa fecha y ultima un discurso que según las expectativas creadas por el propio Mariano Rajoy debería ser de relevancia máxima, el jefe del Ejecutivo se ha dedicado a contestar a la carta que le remitió hace días el president Artur Mas para pedir diálogo y un acuerdo para poder celebrar un referéndum definitivo -algo a lo que Rajoy se niega-. El presidente subraya en su respuesta que la soberanía nacional no es negociable.

El líder de los populares ha supervisado en las últimas horas la estrategia de su partido en torno a Catalunya que, a tenor del discurso público esgrimido ayer por el vicesecretario general, Carlos Floriano, pasa por urgir al PSOE a que despliegue con detalle la reforma constitucional que propone: o sea, que los socialistas asuman el coste de llevar la iniciativa aunque estén en la oposición y no en el Ejecutivo, mientras los conservadores ganan tiempo para decidir qué les interesa hacer.

«PROBLEMAS» CON EL PSC / «Nosotros estamos dispuestos a hablar de la reforma constitucional, pero nos gustaría que quien la plantea la concrete, porque otra cosa sería poco serio», dijo Floriano en la sede el PP. Antes metió cizaña política sugiriendo que el PSOE ponía sobre la mesa de nuevo la idea de una reforma federal más para intentar tapar sus «problemas internos» con el PSC que por buscar una salida a la crisis que se vive en y con Catalunya.

En cualquier caso los conservadores podrían haber dado un portazo definitivo al nuevo intento del PSOE de colocar el foco mediático en una reforma de la Carta Magna, pero no lo hicieron. Juegan a la ambigüedad y ganan tiempo. O lo pierden, según se mire.

¿Qué hará el grupo popular cuando los socialistas reclamen abrir una subcomisión en el Congreso para abordar cambios en la Constitución?, se le preguntó a Floriano. El dirigente del PP dejó la responsabilidad de despejar esa incógnita en manos del portavoz parlamentario, Alfonso Alonso, aunque insistió en que es el primer partido de la oposición el que, antes de entrar en el capítulo institucional, debería especificar qué objetivos persigue; qué artículos quiere reformar y con qué consensos desea contar.

En esta línea, Floriano invitó al actual jefe de los socialistas, Pedro Sánchez, a comportarse como en su día hizo José Luis Rodríguez Zapatero, que buscó al PP para cambiar el artículo 135 de la Constitución (para limitar la capacidad de endeudamiento del Estado) y lo logró. Claro que el dirigente popular olvidó que entonces Zapatero era quien ocupaba la Moncloa y, como presidente, tomó la iniciativa. Ahora el inquilino de ese palacio es Rajoy.

VUELTA DE TUERCA ANDALUZA

Precisamente sobre el artículo 135 y su reforma (algo que no fue visto con buenos ojos por una parte del PSOE) se pronunció ayer la federación socialista andaluza que, aprovechando que el partido aborda una reforma constitucional en estos momentos, abogó por dar marcha atrás a los cambios que Zapatero y Rajoy introdujeron en ese artículo. Los populares andaluces criticaron esta nueva vuelta DE tuerca, mientras juegan al despiste sobre el posible apoyo o rechazo a una reforma global de la Carta Magna.