José María Aznar volvió a pisar la sede del PP ayer. No lo hacía desde diciembre del 2015. Pablo Casado, el flamante presidente de los conservadores, invitó al exjefe del Ejecutivo su segundo día de mandato para escenificar su rehabilitación como referencia del partido y demostrar que ya es historia el distanciamiento vivido entre Aznar y Génova en la anterior etapa.

«Para salir a recuperar nuestro espacio perdido hay que reivindicar nuestra historia como partido. Lo más importante es que hemos sido un partido político útil para los españoles», afirmó Casado tras reunirse con el expresidente y, horas después, con el exlíder de Alianza Popular Antonio Hernández Mancha.

Según fuentes de la organización, el ganador de las primarias y Aznar abordaron «los retos y desafíos» que afronta España en un encuentro de casi dos horas, media hora más que la entrevista de traspaso y protocolaria que tuvo la víspera con Mariano Rajoy. Durante la campaña, Casado reivindicó el legado tanto de Aznar como de Rajoy y aunque el primero no le llegó a dar su apoyo explícitamente, sí lo hizo de manera indirecta cuando se burló de que José Luis Rodríguez Zapatero había dicho que prefería a Soraya Sáenz de Santamaría.

El PP facilitó imágenes de las entrevistas con el expresidente y con Hernández Mancha mientras protegía informativamente a Casado, que no se expuso a los periodistas para evitar tener que hacer frente a preguntas sobre su máster. El máximo dirigente de los populares llega a la reunión de hoy con Santamaría menos de 48 después de que la jueza que investiga el caso haya pedido a la Guardia Civil un informe sobre el curso y haya imputado a tres de sus compañeras. No es el prólogo más cómodo para Casado.

Según fuentes del equipo de la exvicepresidenta, ella no va «a proponer» nada sino a «escuchar lo que el presidente quiere hacer con el partido» y «ver en qué pueden ayudar» las personas que le han acompañado en la campaña para facilitar la «integración» tras el congreso.

Después de esa cita, el máximo dirigente de los conservadores acudirá a la Zarzuela, donde Felipe VI le recibirá en audiencia a las seis de la tarde. Casado tendrá la oportunidad de adelantar al jefe del Estado la composición de la futura dirección, que dará a conocer, según sus colaboradores, el jueves en Barcelona, donde ha convocado la primera reunión del nuevo comité ejecutivo nacional.

El puesto más importante que debe decidir es el de la secretaría general. En las quinielas que estos días hacen dirigentes del PP, aparecen varios nombres de mujer, como los de las exministras Dolors Montserrat e Isabel García Tejerina y la alcaldesa de Fuengirola (Málaga), Esperanza Oña. Las dos primeras apoyaron a María Dolores de Cospedal, candidata que no superó el primer corte de las primarias, y se sumaron después a la candidatura de Casado en la segunda fase. El vencedor mostraría así su agradecimiento a ese respaldo.

También se podrá ver en la configuración de la cúpula la influencia que tiene sobre el nuevo líder el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que también alentó su triunfo aunque con discreción. Entre los hombres de confianza del político gallego se encuentra su vicepresidente, Alfonso Rueda, al que algunas fuentes conservadoras colocan en la próxima dirección de la organización.