En un momento en que la justicia está muy cuestionada por sentencias, como la de La manada, que han desatado protestas ciudadanas nunca vistas y ante la inminencia del juicio contra los líderes del procés, el rey Felipe VI aprovechó la entrega de despachos a la 68 promoción de jueces para destacar la importancia de un poder judicial «independiente y neutral» que imparta justicia para conseguir «una sociedad moderna y avanzada, plenamente democrática como es la española».

Durante su intervención aseguró que la función de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado atribuida por la Constitución a un poder «independiente y separado de los demás», junto con «el respeto a las resoluciones judiciales dictadas son condiciones indispensables en cualquier democracia que se precie de serlo». En ningún momento mencionó Cataluña. No hacía falta. No resultaba difícil recordar al hilo de sus palabras las del presidente catalán, Quim Torra, cuando dijo que no aceptará una sentencia condenatoria por el referéndum del 1-O.

«Nuestro poder judicial cuenta con plena legitimidad y vuestra actuación individual como jueces ha de contribuir a mantenerla y reforzarla. Lo conseguiréis -dijo el Rey a los futuros magistrados- actuando siempre desde la independencia y la imparcialidad, aplicando la ley al caso concreto desde el más estricto rigor técnico, pero también desde la equidad y valorando, de manera concienzuda, las circunstancias específicas de cada asunto sobre el que tengáis que decidir».

Situó la Constitución «en el origen y la esencia» de sus pronunciamientos «como norma fundamental de nuestra convivencia, que inspira el resto de ordenamiento jurídico y nos asegura un escenario cierto, sólido y fiable de derechos y libertades», para a continuación añadir que España es «una nación valorada y reconocida en el mundo por la calidad de su democracia, por la solidaridad de sus gentes y por la riqueza y la variedad de su cultura», así como por «la fortaleza de sus instituciones», resultado de «la excelencia personal puesta al servicio del bien común». «Especialmente en los momentos de dificultad, el talento, las personas, son más importantes que nunca», sentenció Felipe.

Por su parte, el presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes, contestó a las críticas que se han producido por el hecho de que el acto de entrega de despachos se haya celebrado en Madrid con la celebración del cuarenta aniversario de la Constitución y los 25 transcurridos desde que el Consejo asumió la formación de los magistrados. En conversación informal con los periodistas, Lesmes aseguró que el próximo año la entrega de despachos volverá a celebrarse en Barcelona, como había ocurrido siempre por ser sede de la Escuela Judicial.

El acto se celebró en la Real Academia Española y los 63 nuevos jueces, 40 mujeres y 23 hombres, recogieron sus despachos de manos del Rey y de Lesmes, que les pidió que defiendan el «carácter irrenunciable» del imperio de la ley. También los entregaron la fiscala general, la ministra de Justicia y el director de la Escuela Judicial.