En la primera entrevista entre el presidente de la Generalitat, Quim Torra y el jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, el pasado 9 de julio en la Moncloa, ambos acordaron abrir una nueva etapa de diálogo político, bajo dos principios: el de la resolución política del contencioso catalán y el del establecimiento de una relación bilateral. Torra compareció con una evidente satisfacción en la delegación del Govern en Madrid y habló de la apertura de una «nueva etapa». Acordaron volver a entrevistarse tras el verano en Barcelona. Cinco meses y medio después, la segunda cita está en el aire.

Y todo por el contexto en el que debería tener lugar esta segunda reunión, en Barcelona. Primero, lo que debía ser un encuentro en octubre o noviembre se pospuso. No era el momento, admitió el Gobierno del PSOE en un contexto de renovada tensión por la situación de los presos, las movilizaciones de la Diada y las declaraciones contundentes de Torra. Posteriormente, el Ejecutivo español movió ficha y anunció una reunión entre ambos en el marco del Consejo de Ministros que tendrá lugar en Barcelona el 21 de diciembre. El Govern no se dio por aludido y respondió con una carta del jefe de Gabinete de Torra a su homólogo en Madrid, reclamando una reunión entre ambos gobiernos.

La propuesta de cumbre entre gobiernos todavía no tiene respuesta formal, pero en la Moncloa ya la rechazan de plano porque sería, alegan, dar a la Generalitat un trato similar al que reciben otros estados con cuyos ejecutivos sí se llevan a cambio reuniones entre equipos ministeriales. El primer secretario del PSC, Miquel Iceta, avanzó ayer en este mismo sentido una posición contraria a este tipo de cumbres. No hay, según Iceta, elementos suficientes para esta reunión.

Pero el Govern también se niega ahora a la alternativa que ofrece la Moncloa: una reunión entre ambos presidentes aprovechando el Consejo de Ministros del 21 de diciembre. Alega el entorno de Torra que este formato incumple los acuerdos establecidos en julio entre ambos presidentes.