Pedro Sánchez tiene prisa. Lo reconocen sus colaboradores, lo confirman sus socios y lo ratifican sus acciones. El presidente del Gobierno quiere aprobar los Presupuestos Generales del Estado cuanto antes, mostrar que su coalición con Podemos es sólida y que la legislatura, que nació con muchas dudas, bajo el fantasma de la inestabilidad, está aquí para quedarse. Tras el primer Consejo de Ministros del nuevo Ejecutivo, el pasado 14 de enero, el líder socialista insistió en que su mandato iba a durar cuatro años: "1.400 días", repitió varias veces. Pero ese horizonte temporal es solo una ilusión sin al menos unas cuentas públicas, porque España continúa con las que aprobó el PP en el 2018, y Sánchez quiere zanjar ya las dudas. La idea es que entren en vigor antes de que empiece el verano.

Las últimas decisiones del Gobierno están encaminadas a preparar el terreno. El jueves, en Barcelona, donde se reunió con Quim Torra, el líder socialista anunció que la mesa de negociación sobre el "conflicto político" entre el Gobierno central y la Generalitat se reuniría en febrero, y que ese encuentro estaría presidido por el 'president' y por él mismo. Las dudas sobre la conveniencia de convocar ya este polémico organismo, pactado por el PSOE y ERC a cambio de la abstención de los republicanos en la investidura, quedaron atrás.

Este viernes, durante el Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF), la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ofreció a las comunidades rebajar en dos décimas el objetivo de déficit para compensar el impago de 2.500 millones de euros del IVA, buscando así la complicidad de los territorios para los Presupuestos.

Elecciones catalanas

"Sin mesa de diálogo no habrá Presupuestos", señala ERC cada vez que tiene oportunidad. El mensaje parece haber calado en la Moncloa, porque los republicanos son indispensables para la aprobación de las cuentas públicas. El apoyo al proyecto del resto de socios en la investidura (del PNV a Más País, pasando por Nueva Canarias), se da casi por supuesto, pero si Esquerra presenta una enmienda a la totalidad, como hizo el año pasado, el esfuerzo quedará en nada. De ahí la importancia de activar la mesa de inmediato, después de que Sánchez anunciara que esta quedaría aparcada hasta después de las elecciones catalanas, aún sin fecha, y rectificase a las pocas horas, ante el enfado de los republicanos. El Gobierno reconoció este martes que deberá adaptar la tramitación presupuestaria al pulso electoral catalán.

Los comicios lo complican todo, porque los de Oriol Junqueras tendrán mucho más difícil dar su aval a los Presupuestos en plena competición con JxCat, pero la idea más extendida entre los socialistas es que la cita con las urnas no tendrá lugar hasta después del verano. Es solo una impresión, porque nadie sabe lo que hará el 'president' y su inhabilitación lo podría acelerar todo, pero en la Moncloa ya empiezan a trabajar con esa hipótesis. Si se cumple y las cuentas llegan al Congreso a corto plazo, ERC tendría margen para no vetarlas, porque aún tendrían que pasar meses hasta las elecciones autonómicas.

El mensaje del PSC

Fuentes de la dirección del PSC explican que los Presupuestos deberían estar listos "cuanto antes", y que así se lo han transmitido a Sánchez. Su aprobación, continúan, sería para ellos una buena baza en los comicios, pero también para ERC, porque Sánchez se ha comprometido, según le dijo el jueves a Torra, a que las cuentas cumplan por vez primera con la inversión prevista en el estatuto catalán.

Fuentes republicanas no llegan tan lejos, pero sí admiten que el Ejecutivo quiere "pisar el acelerador". Porque las reuniones entre los equipos negociadores del PSOE y ERC no concluyeron con la investidura, sino que siguen celebrándose de forma regular, en unas citas que sirven también para preparar el terreno de los Presupuestos.