Las negociaciones de investidura transcurren con lentitud. El PSOE ha tardado más de un mes y medio en abrirlas tras los resultados de las generales, y las obligaciones internacionales de Pedro Sánchez, que esta semana participará en el Consejo Europeo y la que viene en Japón para la cumbre del G20, también implican que no pueda volcarse a fondo. Los socialistas están convencidos de que el presidente en funciones saldrá reelegido, y que será en breve, probablemente a mediados de julio. Pero ayer, su secretario de Organización, José Luis Ábalos, dejó claro que Sánchez acudirá a la investidura sí o sí, aunque no tenga los apoyos atados.

A partir de aquí, se abrirían dos escenarios. Que el jefe del Ejecutivo en funciones logre en el mismo pleno del Congreso los apoyos, sobre todo por el miedo de los partidos a la repetición electoral, o que la investidura resulte fallida, un riesgo que los socialistas están dispuestos a asumir y que sería necesario para que el reloj empezara a correr para convocar nuevos comicios.

El PSOE, de momento, no se mueve. Continúa apelando a la abstención del PP y Cs, un escenario que ya no haría indispensable el apoyo de Podemos. Pero los socialistas saben que un paso así por parte de conservadores y naranjas es muy difícil, casi imposible, así que depositan sus expectativas en los morados y los grupos minoritarios. Pero los socialistas mantienen su rechazo a una coalición con el partido de Pablo Iglesias. Ábalos, incluso, llegó a sostener que optar entre un Gobierno conjunto o la repetición electoral supondría «elegir entre susto o muerte».

El secretario de Organización también se refirió al rol que puede tener ERC, cuya abstención puede ser necesaria para la reelección de Sánchez, si como parece probable no colabora en la investidura ni Coalición Canaria ni Unión del Pueblo Navarro. Ábalos recordó que fue el rechazo de los republicanos a los Presupuestos, junto al de Junts per Catalunya, lo que provocó el adelanto de las generales.

«Nuestra experiencia es que nunca sabemos lo que van a hacer», dijo el secretario de Organización. Los socialistas esperan que lo ocurrido en el Ayuntamiento de Barcelona, donde Ada Colau fue el sábado reelegida con los votos del PSC y Manuel Valls frente a Ernest Maragall, no influya en la hipotética reelección de Sánchez. «Nosotros no podemos plantear un gobierno a base de situaciones particulares, por muy importantes que sean, porque no sería posible hacerlo», concluyó.

DEBATE APLAZADO

Los republicanos decidieron por su parte posponer el debate sobre qué hacer en la investidura. Nada ha cambiado, según apuntan algunas fuentes, y la intención de la cúpula es garantizar la abstención en segunda ronda de la investidura. Los motivos del aplazamiento son variopintos. Por ejemplo, no oscurecer en los medios la queja por la no autorización a Oriol Junqueras.

Eso sí, no faltan voces en el seno del partido que se muestran reacios a facilitar ahora la investidura del líder socialista, justo cuando el PSC ha pergeñado la operación que les ha desposeído de la alcaldía barcelonesa. Sectores del partido, no metropolitanos, se mantienen en que es mejor abonarse al «no a todo», al menos hasta que Sánchez muestre voluntad negociadora.