«No iremos a elecciones, pero tendremos que sudar la camiseta». La frase la pronuncia el entorno de Pedro Sánchez y resume las expectativas con las que el Gobierno afronta las negociaciones para la investidura. La Moncloa entiende que la rendija para que el candidato logre ser reelegido presidente en julio es estrecha, máxime tras descubrir con estupor cómo Pablo Iglesias adelantaba el referéndum interno para legitimar su exigencia de entrar como ministro en el nuevo Ejecutivo, un golpe de efecto que evidencia la atmósfera hostil en la que se negocia. Aunque el candidato ha puesto toda la maquinaria a funcionar para tratar de ensanchar esa rendija de oportunidad en la semana y media que queda hasta la votación, su equipo entinde que está obligado a elaborar, también, un plan b por si fracasa ahora. Ese escenario tendría como horizonte el mes de septiembre. El PSOE trabajaría para conseguir una triple abstención: la de Unidas Podemos, el PP y Ciudadanos. La operación es complicadísima, ante la negativa de Pablo Casado y Albert Rivera a desbloquear la investidura, pero el entorno del candidato defiende que con una fuerte presión podría lograrse el viraje de las derechas y evitar la repetición electoral.

GOBIERNO DÉBIL

¿Podría un Gobierno tan débil, solo con los 123 diputados del PSOE, sobrevivir a cuatro años de legislatura? «Lo complicado es la investidura, no la gobernabilidad», defienden fuentes próximas al presidente en funciones. Sostienen que a nadie en la oposición le conviene volver a las urnas y desde esta convicción, si no se logra finalmente un acuerdo con Iglesias en julio, se preparan para intensificar la presión y forzar tres abstenciones en septiembre.

Esto implicaría, como es obvio, que habría doble vuelta, una posibilidad que el Ejecutivo ha tratado de eliminar de la ecuación. «No hay segundas oportunidades», había subrayado hasta ahora la Moncloa, un planteamiento que el resto de partidos ha visto más como un órdago negociador de Sánchez que como una determinación real.

RONDA DEL REY

El candidato, en todo caso, ha enfatizado que para llegar a presentarse a una nueva investidura en septiembre debe contar con el encargo del Rey y esto implicaría que Felipe VI constatara que el candidato tiene apoyos suficientes en una nueva ronda de consultas con el resto de fuerzas parlamentarias.

Que la Moncloa mira ya de reojo el escenario de septiembre lo sabe la oposición. Fuentes populares explican que el Gobierno ha transmitido al presidente del PP que trabajan con la hipótesis de septiembre y que el líder conservador ha planificado sus vacaciones en función de estas previsiones, informa Pilar Santos.

No es el único mensaje que el Ejecutivo ha hecho llegar a Casado. Fuentes cercanas a Sánchez señalan que el candidato le trasladó su convicción de que el PP necesita tiempo para reconstruir sus apoyos electorales y que eso pasa por evitar una vuelta a las urnas el 10 de noviembre. Defienden en el Ejecutivo que el proyecto popular necesita crecer hacia el centro, donde se sitúa el nicho electoral más nutrido, en lugar de escorarse hacia una ultraderecha más magra en votos.

Creen que el liderazgo de Casado «es débil» y desde esa perspectiva, exponen, le interesa más erigirse en una alternativa conservadora de Gobierno, asumiendo responsabilidades de Estado como una abstención, que situarse en la esquina ultra. La moderación del presidente del PP en sus últimas intervenciones da alas a esta lectura en la Moncloa.

No niegan que la operación de llevar a Rivera hasta una abstención es compleja, máxime ahora que no existe relación alguna entre el líder de Cs y Sánchez. El plantón en las rondas negociadoras ha dejado perplejos a muchos en el Ejecutivo, pero aún así, sostienen que los liberales tendrán difícil soportar durante el verano la presión para que se abstenga.

La Moncloa cree que para Iglesias «sería demoledor votar en contra», máxime si el PSOE logra atar los avales de partidos minoritarios (ERC, PNV, JxCat, Compromís) que bien con su apoyo o bien con su abstención facilitarían la investidura.

Suspender en julio e ir a septiembre, admiten fuentes próximas a Sánchez, debilita la imagen del presidente en la esfera internacional, pero insisten en que toda la presión estará en los hombros de PP, Cs y Podemos para una abstención.