El Gobierno teme que JxCat intentará torpedear la mesa de diálogo para erosionar a ERC en un contexto preelectoral en el que los republicanos adelantan, por poco según las encuestas, a la posconvergencia, y se preparan para una campaña que anticipan muy bronca. La sensación se ha acrecentado en la semana y media transcurrida desde la cita entre Pedro Sánchez y Quim Torra en Barcelona. El Ejecutivo percibe que el entorno del presidente catalán trata de colocar palos en las ruedas a la negociación, pero no está dispuesto a que esa estrategia ponga en riesgo el foro bilateral creado para buscar salida al conflicto político entre el Estado y Cataluña.

De la puesta en marcha de ese nuevo espacio de entendimiento depende que Sánchez consiga los votos de los de Oriol Junqueras que le son imprescindibles para aprobar los Presupuestos . Si el jefe del Ejecutivo albergaba dudas sobre la hoja de ruta a seguir en la crisis territorial, la necesidad de los escaños de ERC para la investidura y, ahora, para aprobar las cuentas públicas las han disipado. Trata de embarcar a su partido también en su proyecto: este sábado, Sánchez logró el aval de su Comité Federal para intentar, en el medio plazo, formalizar una oferta viable para Cataluña que reúna amplias mayorías y no perjudique a otras comunidades.

A VUELTAS CON EL MEDIADOR

Aunque con matices, los barones del PSOE dieron apoyo a su jefe. Pero en Moncloa se sabe que habrá más obstáculos: se cree que las «tentaciones de los convergentes» de poner trabas irán en aumento, con la petición de un mediador y el debate en el Congreso, que tendrá que votar el suplicatorio de la portavoz del JxCat, Laura Borràs, para ser juzgada por el Supremo por delitos de falsedad documental, fraude, prevaricación y malversación.

Sobre el primero de los asuntos, el que atañe al mediador, el propio Torra dio alas este domingo a los temores monclovitas: recalcó en El Punt avui que la figura del intermediario internacional fue aprobada en el Parlament y, con ese argumento, instó a ERC y a la CUP «a cumplir lo votado». Los republicanos salieron a darle la réplica a través de Alfred Bosch, consejero de Exteriores, quien apuntó en ACN que dicha figura solo es «útil» cuando ambas partes la aceptan. Pero el ruido continúa.

EBANISTERÍA POLÍTICA

Con la intención de evitar que el choque que busca el presidente catalán fructifique, se trabaja en la idea de convocar un encuentro técnico previo a la reunión inaugural que presidirán Sánchez y Torra y evitar así un desencuentro ese día, según fuentes conocedoras de los detalles. En esa cita previa se definirían el orden del día, los componentes del órgano de diálogo y la fecha. Aunque ya se maneja una propuesta de calendario, se mantiene en secreto. ¿Es factible que el encuentro sea en febrero, como quedó comprometido en Barcelona? «Quedan dos semanas. Da tiempo. Pero si tiene que ser en los primeros días de marzo tampoco pasa nada», sostienen fuentes solventes. «Haremos todo el esfuerzo posible. Este es un intento sincero y real. Estamos haciendo un trabajo de ebanistería política, trabajando con preciosismo», añaden.

El Gobierno también está valorando el principal mensaje que recibió de empresarios y agentes sociales en Barcelona: incrementar presencia en Cataluña tras una década de ausencia clamorosa. La petición, explican las citadas fuentes, fue muy bien recibida. Ahora se estudia cómo darle cauce. «El presidente es consciente de que Cataluña ha sufrido mucho», resumen sus colaboradores. ¿Se traducirá en una visita en la que Sánchez pueda pasear por Barcelona? «Es pronto, pero estamos comprometidos con todo lo que facilite el diálogo, la normalización de relaciones y la sintonía con el pueblo catalán», explican, subrayando la reducción de la tensión social en los últimos meses.

En el Gobierno consideran fundamental mantener esa paz y evitar que arraigue la desconfianza que, a su juicio, transpira el entorno posconvergente reafirmando su voluntad de diálogo. Aquel “hablaremos de todo” que pronunció el miércoles la vicepresidenta, Carmen Calvo, mientras Torra trataba de sembrar dudas en el Parlament sobre la mesa de negociación, «pone de manifiesto el compromiso» del Ejecutivo con la vía política, señalan desde Moncloa. De hecho, en los últimos meses Ejecutivo y Govern han evitado varios choques legislativos sin tener que acudir al Constitucional, entre otras cosas. Sin embargo hay conciencia de que el aire electoral puede introducir vaivenes.

LAS URNAS

Se prevé que, según se acerquen los comicios, ERC se aleje de JxCat para evitar ser encajonados en el mismo saco de independentistas. También se recrudecerá la pugna entre republicanos y socialistas catalanes. Por todo ello, la intención del Gobierno es tener encauzados antes de que lleguen las urnas la mesa de diálogo y los Presupuestos. Oficialmente, las conversaciones con ERC sobre las cuentas públicas no han comenzado, pero lo cierto es que transcurren en paralelo y con discreción a los avances del foro de diálogo. Los republicanos adelantan que, salvo imponderables, su intención es «no bloquear», es decir, no presentar enmienda a la totalidad y permitir el trámite parlamentario presupuestario. Si las catalanas son en otoño, la mesa va adelante y las cuentas se votan antes de vacaciones, Sánchez lo tendrá algo más fácil.