Pedro Sánchez advirtió ayer a los delegados del congreso extraordinario socialdemócrata alemán, celebrado en Wiesbaden, que el separatismo supone una «amenaza no solo para España, sino también para Europa», que es contraria a los «valores» y al «proyecto europeo». El líder del PSOE acudió en calidad de invitado internacional de un partido hermanado al SPD y defendió que España es una «democracia sólida» donde se respeta la «pluraridad» mientras que el independentismo ha optado por «romper la ley». Unas palabras que, casi un mes después de la detención del expresident Carles Puigdemont en Alemania, tratan de contrarrestar las simpatías despertadas por el movimiento cívico catalán y que son un signo más de la internacionalización del conflicto.

«Nosotros, el PSOE, ofrecimos el diálogo repetidamente al independentismo catalán, pero no recibimos respuesta», afirmó Sánchez ante los delegados del Partido Socialdemócrata (SPD) alemán, cuyo congreso extraordinario eligió a Andrea Nahles como su nueva presidenta.

En lugar de responder a esas ofertas de diálogo, añadió, el independentismo optó por «romper la ley», en un país, España, que es una «democracia sólida», donde impera el estado de derecho y se respeta «la pluralidad».

«Nadie está por encima de la ley en una democracia y nadie puede violar la Constitución para conseguir objetivos políticos, afirmó en un discurso pronunciado en inglés.

El líder del PSOE se mostró «convencido», como aseguró están «muchos españoles», de que con su partido en el poder no se habría llegado a una situación como la actual, sino que se habrían tendido «los puentes necesarios» para evitar el desafío independentista.

La presencia de Sánchez en Wiesbaden se produjo a punto de cumplirse un mes de la detención en Alemania de Puigdemont, el pasado 25 de marzo.