El ciclón del coronavirus arrasó con todo. Cambió el devenir de la legislatura, las prioridades, la economía, la trayectoria del Ejecutivo de coalición que había nacido hacía escasamente dos meses. Y también jibarizó la vida orgánica del PSOE. Tardó semanas en reunirse la ejecutiva federal, y cuando lo hizo, el 20 de abril, se celebró de manera telemática. Un mes más tarde, el 18 de mayo, citó a sus barones, a los que no congregaba desde noviembre de 2017. Y el 15 de junio, pocos días antes de que concluyera la alarma, los volvió a reunir.

Este próximo viernes, 11 de septiembre, el presidente ha fijado un nuevo encuentro con sus líderes territoriales en el consejo de política federal (el antiguo consejo territorial), confirmaron fuentes de Ferraz a EL PERIÓDICO. Ese es el órgano cuyo coordinador es el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara.

Será una cita telemática y se espera que de trámite. El secretario general del PSOE convoca a sus barones para arrancar el curso con ellos, señalarles los principales retos con los Presupuestos como piedra angular, infundirles ánimos e involucrarles en la defensa del proyecto. Y también para afianzar su apoyo interno, hoy indiscutible.

Sin congresos a la vista

El covid ha dejado bajo mínimos la actividad del partido y ha neutralizado el ruido interno, que ya era mínimo. Las reuniones de la ejecutiva, cortas, apenas de sí, según reconocen distintos dirigentes. La última cita fue ayer, y no hubo "nada" llamativo, más allá de la constatación de que el decreto ley de los remanentes de los ayuntamientos saldrá muy probablemente derrotado el jueves en el Congreso. La negociación presupuestaria, y la alianza con Cs que se atisba en el horizonte, no prevé crear problemas internos. ERC es visto en el PSOE como un socio menos confiable, aunque como aseguró el secretario de Organización, José Luis Ábalos, este lunes en rueda de prensa, "siempre es preferible" contar con las formaciones que respaldaron la investidura.

Ferraz recurre a la reunión con los barones porque no tiene forma, subrayan en la cúpula, de congregar al comité federal, por la dificultad operativa para citar a más de 200 personas y favorecer una deliberación'normal'. Pero la tradición en el partido manda que a final de curso, en verano, y en el comienzo del siguiente, en el otoño, se convoque al máximo órgano de dirección. Ferraz defiende que con las restricciones actuales que impone el covid, no hay modo de celebrarlo, aunque se tengan a mano herramientas tecnológicas que facilitan las videoconferencias. Los comités son algo más que un orador desfilando por la tribuna: importa también lo que ocurre dentro de ellos, en sus pasillos, las conversaciones de tú a tú entre dirigentes. Y eso que ahora hay tranquilidad orgánica.

El PSOE aún tiene un margen para decidir qué hacer con su congreso federal. Ha de celebrarse antes de julio del 2021, cuatro años después del anterior. En la dirección de Sánchez no prevén anticiparlo ni tampoco adelantar el cónclave andaluz, el más conflictivo por cuanto se ventilará el relevo de la baronesa andaluza, Susana Díaz.

Ferraz aún no tiene decidido a quién postulará para competir contra ella, pese a que la federación está cada vez más revuelta e incluso una parte del sector que apoyaba a la expresidenta de la Junta está a la espera de que Sánchez indique a quién lanza a la carrera de primarias internas. Porque Díaz tampoco tiene previsto dar marcha atrás. Eso sí, las relaciones del PSOE-A y de la ejecutiva federal son mejores que nunca.